13 de Mayo de 2024

Amado “Tarzán” Palacios un grande

-Es portero retirado y fue previsor al poner una tortería al terminar su carrera en las canchas

AGENCIA

Da lo mismo si no ha pasado mucho tiempo desde que se ingirieron alimentos o los estragos producidos por el hambre son intensos, el fuerte olor a pierna horneada, chuleta, milanesa y pollo, atrapa. Es el número ocho de la calle Manuel María Contreras, en la legendaria colonia San Rafael. “Las Tortas del Cheff” parecen ser uno más de los suculentos lugares que se multiplican en la Ciudad de México, de no ser por la leyenda futbolística que suele estar en la caja para tomar los pedidos y cobrar.

Las grandes manos, con algunos dedos chuecos, y la recia voz invitan a un viaje al pasado, justo a aquella época en la que el balompié no era tan comercial y los jugadores solían identificarse más con los clubes. Si todavía no es suficiente para descubrir que Amado “Tarzán” Palacios es quien atiende el negocio, basta con observar la pared llena de fotografías y recortes de periódicos para saber que se está delante del exguardameta del Cruz Azul y el América, ente otros conjuntos, durante las décadas de los 60’ y 70’.

“Inicié mi negocio en el 88’. A eso me he dedicado después de retirarme del futbol”, comparte el hombre que acaba de cumplir 76 años de edad, en entrevista. “Mi mamá tuvo negocios de torterías y, si quería dinero para ir al cine, me decía que debía ayudarla. Ahí aprendí. Le tenía que ayudar diario a lavar trastes, hornear la pierna… Todo eso.

“Desde chiquillo, traía la escuela de lo que es el comercio, la tortería, así es que quise poner una. Cuando me retiré, lo tenía pensado: comprar un localito y mantenerme de éste, junto a mi familia. Hay que pensar un poquito más adelante, qué va a pasar cuando me retire. Si hay buena relación con algún funcionario, comerciante o industrial, a lo mejor sí se coloca uno ahí. El único ramo que yo manejaba eran las tortas”.

Se trata de la segunda mitad de una trama cuya parte inicial se escribió sobre lienzos verdes, bajo el cobijo de tres palos blancos. La portería fue su guarida durante dos décadas de carrera.

Conocido por su plasticidad, de ahí que el estratega húngaro Jorge Marik le apodara “Tarzán”, y la vehemencia con la que defendía a sus compañeros, Palacios llegó hasta la Selección Nacional.

Durante prácticamente 20 años de trayectoria, alcanzó la cúspide al ser monarca de Liga con La Máquina en la campaña 1968-69 y como parte de las Águilas en la 1970-71, aunque ese campeonato le generó una daga que todavía lastima.

“Me dolió, porque antes hubo un problema en el América-Atlante y me pusieron un cuatrote. Fue un entrenador, al que ni siquiera deseo mencionar. Me puso un cuatrote, porque al dar las alineaciones indicó que presentía que iba a haber bronca, así es que todos los que estuvieran en la banca le iban a entrar”, relata el “Tarzán”. “Yo era titular y se generó la bronca por Ernesto Cisneros y [Mario] –Pichojos- Pérez”.

“[Juan Ignacio] Basaguren, quien estaba atrás del ‘Pichojos’, lo descontó, lo tiró al suelo. Salió corriendo hacia la portería, a donde estaba yo... La verdad, sí lo tacleé, lo alcancé a prender de la playera. Son recuerdos tristes, porque no me dejaron jugar la final y fuimos campeones. Otra cosa fue que hubo un fuerte disgusto de don Emilio Azcárraga [dueño del club], quien preguntó por qué no me habían puesto, así es que estaba muy disgustado, porque dijo que el ‘Pajarito’ [Cortés] había sido un miedoso por su novatez, pero no era miedoso”.

El director técnico a quien se refiere es José Antonio Roca. No le guarda rencor, pese a que “me bloqueó mucho”. En aquella temporada, inició 22 de los 36 partidos jugados por los entonces cremas, aunque no el del título ganado contra el Toluca.

Hoy, el “Tarzán” atiende su negocio y agradece la etapa del futbol que le tocó, esa en la que fue gura, estatus que nunca le hizo perder piso, porque “yo, [me manejo] normal. Nunca he sido presumido o [buscado] hacerme notar”.