-Algunos brotes son naturales y otros provienen de pozos petroleros
Por Mario Herrera Rocha
En diversos sectores de la ciudad el progreso ha llegado, dejando atrás vestigios de un pasado que tarde o temprano se vuelven a manifestar, como es el caso de las famosas chapapoteras que a mediados del siglo pasado abundaban por todas partes y que hoy han quedado sepultadas bajo casas, calles y banquetas.
Sin embargo, ni el paso del tiempo puede eliminar estos brotes de este asfalto, algunos naturales y otros nacidos a consecuencia de pozos petroleros, como sucede en la calle 20 de Noviembre de la colonia Manuel Ávila Camacho, frente a la Escuela Primaria “20 de Noviembre”.
Ahí, de entre el concreto de la acera emanan cantidades regulares de “chapo”, que con el calor del sol se derrite y escurre hacia la calle, pero cuando se enfría se endurece, lo cual -a decir de los más viejos- no representa riesgo alguno.
