-Habitantes de Naranjos y localidades vecinas
Por Mario Herrera Rocha
Para gran parte de los habitantes de esta ciudad y de localidades vecinas, acudir cada domingo a la “plaza” para comprar los artículos que requerirán a lo largo de la semana es prácticamente obligatorio, pues forma parte de una tradición que data de varios años y que se ha transmitido de generación en generación.
Como reza el tema musical de Luis Andrés Loya Roberts: “Es domingo en el pueblo, los campesinos trajeron aguacate, miel, piloncillo; por todo puesto tienen sobre una caja pan de horno, queso, carne enchilada…Marchante, ¿qué llevas?, quesito de cuajada, tacos, zapatos, pañuelos en la plaza atiborrada… y esta es la voz popular en la plaza de Naranjos”.
Son alrededor de 470 puestos los que se instalan en el tianguis, aunque la cifra varía, ya que hay comerciantes que en ocasiones no acuden, pero en promedio esa es la cantidad de oferentes que asisten semanalmente, de acuerdo a cifras oficiales.
La mayor parte de las vendimias es de ropa, a las que le siguen las de frutas y legumbres, aunque una parte importante la conforman las llamadas ‘marías’, que ofrecen hortalizas y otros productos del campo no elaborados, aunque aparentemente no predominan, ya que ocupan pequeños espacios.
Las plazas forman parte de una costumbre muy arraigada en la Huasteca y cada población tiene su día específico para llevar a la práctica dicha actividad comercial, que en sus inicios se realizaba por medio del trueque de mercancías, pero que gradualmente fue evolucionando hasta convertirse en lo que hoy son.
