-Pasillos, banquetas y calles aledañas, invadidos por vendedores
Por Mario Herrera Rocha
En un caos se convierte el Mercado de Naranjos, debido a la gran cantidad de personas que acuden a sus instalaciones a realizar compras diversas y a la falta de espacio para el estacionamiento de vehículos, por lo que es común observar embotellamientos en calles adyacentes como Lázaro Cárdenas, General Prim y Cinco de Mayo.
Desafortunadamente, desde hace muchos años por compromisos políticos las autoridades municipales en turno permitieron que decenas de comerciantes se apropiaran de arterias viales aledañas al centro de abasto, como es el caso de Emilio Carranza, Isabel la Católica y las anteriormente señaladas, lo que complica la circulación de vehículos y peatones a su alrededor.
El problema se agrava debido a que los propios locatarios aparcan sus automóviles alrededor del inmueble, dejando a sus propios clientes sin lugares para acomodar sus unidades automotrices, que de por sí son pocos, de ahí que algunas personas prefieran visitar las tiendas de cadenas nacionales y transnacionales, ya que cuentan con estacionamiento propio y una mayor seguridad.
Otra situación que hace más difícil asistir al punto es la invasión de pasillos y banquetas por parte de las denominadas “Marías”, que expenden productos del campo, con pleno consentimiento de los posesionarios de los locales, pues afirman que su presencia atrae a los clientes y ellos se benefician con el incremento de ventas.
Hay quienes opinan que el edificio en cuestión ya quedó obsoleto y rebasado por las necesidades de la población, por lo que sugieren que a corto plazo las fuerzas vivas y las autoridades planeen la construcción de un segundo mercado, con características acordes a los tiempos actuales.
