8 de Mayo de 2024

Amaga Trump con declarar "emergencia nacional"

AGENCIA

Donald Trump, de visita en la frontera para atestiguar una crisis inexistente, reiteró que está contemplando declarar una emergencia nacional en la cual podría utilizar recursos militares para avanzar con la construcción de su muro fronterizo, a pesar de que esto indudablemente provocaría una magna disputa ante tribunales y alimentaría aún más el deterioro inédito de las relaciones de la Casa Blanca con los mandos castrenses.

El presidente viajó a McAllen, Texas, para continuar con su insistencia de obligar a los demócratas a financiar su muro, o lo que ahora a veces le da por llamar una barrera, a cambio de poner fin al cierre parcial del gobierno federal que entró en su día 20, hasta ahora el segundo más extenso de la historia.

Este jueves repitió que si no se logra resolver la disputa: “tengo el derecho absoluto de declarar una emergencia nacional... probablemente lo haré, casi diría definitivamente… tenemos suficientes fondos y sí hay una emergencia nacional”.

También modificó otra vez su afirmación de quién pagará por el muro. “Cuando digo que México pagará por el muro, eso significa que ‘México va a pagar’. No dije que me van a extender un cheque por 20 mil millones o 10 mil millones. Nadie va a extender un cheque. Dije que pagarán por el muro”, e hizo referencia a que será un pago indirecto a través de los beneficios que se obtendrán por el nuevo acuerdo comercial de América del Norte.

Prominentes expertos legales debaten si el presidente tiene el derecho de proclamar tal emergencia y pronostican que, si lo hace, detonará una feroz disputa judicial, sobre todo en torno al uso de militares para operaciones de seguridad pública dentro del país.

¿FUEGO AMIGO?

A la vez, eso podría tensar aún más las ya de por sí deterioradas relaciones entre Trump y los militares, como resultado de su guerra contra algunas de las figuras más destacadas de las fuerzas armadas durante los meses recientes.

Esto se manifestó al más alto nivel recientemente, cuando el secretario de Defensa, general James Mattis, renunció a finales de diciembre en protesta por el anuncio del presidente sobre el retiro de las tropas estadunidenses de Siria (aparentemente sin avisarle a su secretario), denunciando en una carta pública que su jefe no trataba con respeto a los aliados y por su falta de claridad respecto de actores malignos y competidores estratégicos.

Trump enfureció y, como es su costumbre, insultó a Mattis al afirmar que lo había despedido, recordando que su antecesor hizo lo mismo con este general, y cuestionando sus logros como secretario. ¿Qué ha hecho para mí? ¿Cómo se ha desempeñado en Afganistán? No muy bien, declaró en una reunión de gabinete a principios de este año.

Mattis, junto con el exgeneral de marines John Kelly (el general de más antigüedad en las filas militares con 46 años de servicio), quien hasta finales de diciembre fue jefe de gabinete y antes fue secretario de Seguridad Interior de Trump, eran considerados los adultos dentro del gobierno. Kelly, en una entrevista de salida con el diario Los Angeles Times, no criticó explícitamente a su ex jefe, pero expresó que desea que su tiempo con el magnate sea evaluado no por sus logros, sino por lo que el presidente no hizo durante su estancia con él, y hasta insinuó que había evitado posibles violaciones a la ley de su jefe.