18 de Abril de 2024

Sin tacto

 

Por Sergio González Levet

 

Rafael Gil Barquín

 

El ejercicio del poder requiere de aplomo, entereza, capacidad, tiempo, esfuerzo… y el auxilio de excelentes colaboradores. Nuestra vida contemporánea se ha complicado tanto, se ha diversificado de tal manera, que ya es inviable la figura del poderoso que resuelve todo por sí mismo, que le hace al hombre orquesta.

Por eso los consejeros y los asesores se han vuelto tan importantes en la actualidad y son figuras muchas veces decisivas para lograr el éxito en la gestión moderna de la política.

Viene la reflexión a modo para el comentario de que en el Ayuntamiento de Veracruz ha resultado toda una revelación un personaje que se desempeña como alcalde suplente pero que además realiza una extraordinaria labor de apoyo a las funciones del alcalde Ramón Poo, lo que le ha permitido potencializar los efectos de su trabajo, sustentado en la mejor intención de hacer las cosas bien y con honradez.

 

Entenderá la sapiente lectora, adivinará el grácil lector, a partir del título de esta columna que me refiero al licenciado Rafael Gil Barquín.

Sencillo en el trato, discreto en el consejo, eficiente en la oficina y hombre de resultados, Gil Barquín se ha convertido en un referente de cómo se deben hacer las cosas bien, sin aspavientos. Él representa la calma y la certeza, dentro del turbulento accionar que es inevitable en un ayuntamiento tan complicado como el de Veracruz.

Persona muy cercana del presidente municipal Ramón Poo ha respondido a la confianza en él depositada por su amigo con un manejo impecable y —muy importante— modesto de la responsabilidad que se le ha encargado.

Ramón Poo se ha impuesto el compromiso de ser uno de los mejores presidentes que ha tenido el Puerto (y quiere hacer la hazaña de mejorar lo que hizo su padre, don Gerardo Poo Ulibarri, un alcalde impar) y para ello se dedica de tiempo exclusivo a su tarea de gobernar el primer municipio de América. En el tráfago que esa sana intención propicia, Rafael Gil representa soluciones, dirección, acomodo, lo que su jefe, la comuna y muchos ciudadanos le reconocen.

Hay que añadir un valor más, el de la valentía y el sacrificio, porque nuestro personaje no ha descuidado su chamba a pesar de que tuvo que enfrentar un problema de salud complicado y difícil, que implicó una operación de la columna de la que salió airoso, no obstante su dolorosa recuperación.

Rafa Gil se ha convertido también en una sorpresa por la gran aceptación de que goza entre las fuerzas populares del municipio. Jarocho a morir al igual que Ramón Poo, integra con él una dupla en la que resplandece el amor por el terruño y los buenos oficios en favor de sus paisanos.

Aunque él no lo busca, sin duda aparecerá favorablemente en las encuestas para determinar al abanderado del PRI en la elección de diputados federales.

Ahí está. No lo pierdan de vista, por si se ofrece.

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