25 de Abril de 2024

-Pequeños cuentos

Por Nancy Jácome

“Un amigo egoísta y uno envidioso”, así retrata más o menos el escritor mexicano Juan Rulfo a sus personajes Juvencio Nava y a su compadre Lupe Terreros, en el cuento ¡Diles que no me maten!

Y es que aunque el cuento es muy pequeño, encierra ese ambiente de pueblo en el que las diferencias se resuelven a machetazos. Así pues en una sequía Juvencio le pidió a su compadre permiso para que su ganado pasara a comer a su terreno, Don Lupe se negó.

Y Juvencio que vio un pasto verde y listo para ser devorado por sus animales, decidió abrir la cerca y dejar a su ganado pastar. Don Lupe mandó a cerrar la abertura de la cerca y Juvencio en las noches la volvía a abrir.

Así estuvieron hasta que Don Lupe amenazó a Juvencio de matarle un animal si no se calmaba y, así Juvencio lo retó. Un día se hicieron de palabras y Don Lupe amaneció muerto. Desde entonces Juvencio comenzó a correr por su vida, primero pago para que no lo atraparan, después pagó para que le avisaran cuando llegara la Policía y así él se echaba a correr para el monte donde pasaban varios días.

Así fue durante muchos años, hasta que un día en su vejez, llegó un General, que lo mandó a apresar y a fusilar. Hijo de Don Lupe.

Para mí deja un claro mensaje, podrás librarte del castigo por tus malas acciones en un momento dado, pero éstas te alcanzaran y te pasarán factura. Así le paso a Juvencio Nava, que llegó a viejo, cansado de huir, podre y asustado. Un cuento muy pequeño con una gran carga de significados.

Otro cuento pequeño y con un gran mensaje es el pequeño copista rosarino, es la historia de un niño que ayudaba en las noches a su papá escrita por el autor italiano Edmundo de Amicis, sobre el amor que sienten los hijos por los padres y estos a su vez por sus hijos.

Es sobre un pequeño episodio en la vida de un niño que cursaba el cuatro grado de primaria, con excelente desempeño académico. Su padre estaba orgulloso de él y hacia varios trabajos para mantener a su familia y evitar que su hijo tuviera que trabajar antes de tiempo.

Como el pequeño estaría estudiado, el sería el sustento de la familia en un futuro, pero el padre envejecido por sus múltiples trabajos, comenzó a quejarse de su pérdida de vista y cansancio.

Como una de sus actividades era escribir los domicilios de algunos clientes para las entregas de una editorial, pero el trabajo era nocturno, por lo que se sentía muy cansado al momento de realizar la tarea.

El niño teniendo una caligrafía muy parecida a la de su padre, comenzó a ayudarlo sin que éste se diera cuenta. Por la noche entraba a hurtadillas a la habitación, donde su padre escribía y continuaba la tarea. De esta forma, su padre comenzó a ganar más dinero, pero la salud del pequeño se iba desmejorando, pues no aguantaba los constantes desvelos y el asistir muy temprano a la escuela al día siguiente. 

En su momento el padre reclama a su hijo su desinterés en la escuela y, aunque el pequeño en muchas ocasiones quiere decir la verdad, el ver feliz a su papá teniendo más dinero para sostener la casa, le hace callar.                                                           

Es realmente una historia muy corta, en la que, sin embargo, se ve el sacrificio que hacen los padres por los hijos, pero también se ve el sacrificio que los hijos hacen por los progenitores.

Nuestra sociedad dicta que son los padres los que deben proteger y velar por los hijos, pero es un hecho que también los hijos velarán por sus padres y este cuento demuestra que a su corta edad, un niño toma esa responsabilidad muy enserio.

Este cuento sin duda no debes dejar de leérselo a tu hijo, pues a veces es necesario aclarar quien tiene velar por la familia, ya que aunque creas que son muy pequeños, ellos se dan cuenta de todo y harán hasta lo imposible por ayudarte y verte feliz.  Saludos y hasta la próxima columna.