25 de Abril de 2024

Una nueva etapa en la ONU

Por Max Cortázar

Hace unos días la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) fue convocada con la finalidad de elegir al nuevo secretario general del organismo, luego de que el surcoreano Ban Ki-moon completara dos gestiones al frente del mismo. Los comentarios políticos de la sucesión no se hicieron esperar, mucho se hablaba de que el cargo lo ocuparía una mujer o algún ciudadano de Europa Oriental, se comentaba también que sería la oportunidad de la ONU de mandar un mensaje claro a la comunidad internacional.

Si bien, el organismo mundial no rompió los paradigmas de género o pertenencia geográfica con el nombramiento de su nuevo secretario general, sí mandó un claro mensaje sobre lo que considera uno de sus principales retos para la próxima década, la crisis de refugiados que se vive en toda Europa.

Los 193 miembros de la Asamblea General eligieron a Antonio Guterres, un experimentado funcionario político, quien fuera en 1992 líder del Partido Socialista en Portugal, Primer Ministro de esa nación de 1995 a 2002 y durante los últimos 10 años el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR).

Guterres es bien conocido por su lucha en favor de las personas menos favorecidas: tanto en Portugal como al frente de la ACNUR, sus decisiones y políticas estuvieron encaminadas a la integración de los desplazados de diversas partes del mundo. Como presidente del Consejo de Europa a inicios del 2002, lideró la adopción de la llamada Agenda de Lisboa y copresidió la primera cumbre de la Unión Europea y África; fundó además el Consejo Portugués para Refugiados en 1991 e integró el Consejo de Estado de Portugal desde 1991 hasta el 2002.

En la ACNUR ejecutó una de las reformas internas más importantes, donde tuvo que reducir los costos de la agencia para poder dedicar más recursos a la causa de los refugiados; éste es uno de los hechos fundamentales en su elección al frente de la Organización de las Naciones Unidas, pues demostró capacidad en la toma de decisiones para cumplir objetivos en una de las crisis más importantes del mundo.

En el proceso de entrevistas, Guterres destacó que entre las prioridades de Naciones Unidas está la cooperación entre todos los actores a fin de prevenir crisis y conflictos, argumentando que “…incumbe al secretario general movilizar a todo el sistema de la Organización de las Naciones Unidas, en cooperación con las otras organizaciones regionales e internacionales, con la sociedad civil y el sector privado para apoyar a los Estados, que son los protagonistas del proceso”.

Sin embargo, los problemas que atañen a la Organización de las Naciones Unidas y, a partir del 1 de enero del 2017, a Guterres no sólo se ciñen a la búsqueda de una solución multilateral a la crisis humanitaria provocada por los movimientos de desplazados y refugiados. Ante los próximos cinco años de su gestión, Guterres debe trabajar en recobrar el valor de los foros multilaterales en la preservación del orden mundial con la finalidad de disminuir las decisiones unilaterales y asegurar la implementación de la agenda 2030 en desarrollo sustentable en términos de las acciones que los países deben desarrollar, así como asegurar los recursos para su implementación.

La tarea no es sencilla, pero la agenda de la Organización de las Naciones Unidas jamás lo ha sido. El próximo año comenzará una nueva etapa para el organismo internacional, nuevos retos que implican una atención especial a la cooperación de las partes debido a la incertidumbre en la recuperación económica mundial y el surgimiento de movimientos políticos nacionalistas; pero, sobre todo, un trabajo diplomático enfocado en recobrar el prestigio de una organización que ha observado decisiones relevantes por fuera de sus canales institucionales de procesamiento y conciliación.