20 de Abril de 2024

¿Quién teme salir del Tratado de Libre Comercio? 

Por Julio César Vega Olivares 

La revisión del Tratado de Libre Comercio no es un asunto simple, es algo que afecta a toda la economía nacional y más aún en las condiciones actuales en que la facción dominante presiona fuertemente.

Mientras algunos como Carlos Salinas de Gortari, artífice del tratado, lo defienden a ultransa, otros como Jorge Romero, Director del Centro de Estudios Económicos del Colegio de México, lo repudian, diciendo que el TLCAN ha sido un verdadero desastre para el país y que para qué lo queremos. 

Recordemos que cuando este tratado se impuso al pueblo de México, en su momento fue rechazado por los intelectuales y por la población en general, pero como ni nos ven ni nos oyen, se puso en operación con las consecuencias a largo plazo que ahora padecemos.

La pregunta sería ¿qué es mejor, salirnos del tratado o mantenernos? Me parece que debemos salirnos, si algo no sirve hay que dejarlo, baste ver las consecuencias del tratado y del modelo económico que da a conocer que nuestro modelo es de capacidades diferentes, y con esto me refiero a las económicas. 

Sólo hay que ver al país como está, convertido en un enorme cinturón de miseria con elevados niveles de pobreza, con ciudadanos subalimentados, con altos niveles de corrupción, sin movilidad social y sin aspiración de clase, sin acceso a una educación de calidad o a un sistema de salud adecuado, tampoco a los medios modernos, viviendo al día, en un medio violento e inseguro, pagando impuestos a cambio de nada.

En estos tiempos, ya comenzaron las tácticas intimidatorias que pretenden meternos miedo, haciéndonos pensar que mantener una postura enérgica al respecto y que terminar el Tratado de Libre Comercio sería el caos, el apocalipsis y que se perderían tres millones de empleos.

Recordemos que México ya estuvo sin TLC y la economía crecía a niveles del seis por ciento anual y, con los supuestos beneficios de dicho tratado no hemos crecido ni el uno por ciento en promedio anual dentro de los últimos 33 años, además el 70 por ciento de las utilidades por este tratado va a parar a los bolsillos de los norteamericanos, entonces ¿de qué se queja Donald Trump? Mientras nosotros hemos perdido el 80 por ciento del poder adquisitivo y, todas estas inversiones son mecanismos de saqueo, como lo indica la CEPAL, mediante sobrefacturación y subfacturación según se trate de importaciones o exportaciones derivadas del tratado, se han fugado de manera ilícita miles de millones de dólares. 

Ahora nos bloquean las inversiones en el sector automotriz, lo cual parece la manzana de la discordia, pero esto se debe también a la caída en las ventas de automóviles en Estados Unidos en 2016. En enero de 2017 las ventas cayeron 11.3 por ciento en relación al mismo mes del año pasado, por ello es conveniente no poner todos los huevos en una sola canasta, hay que darles facilidades a todas aquellas armadoras europeas y asiáticas que ofrezcan mejores precios, además de que los autos sean diseñados para México y sus necesidades.  

En general, el problema con las armadoras es que no producen para México sino para EE.UU., sólo nos usan para aprovechar el tratado, nosotros no contamos y somos exportadores de importaciones, es decir, ganamos muy poco. 

Además, de qué sirve un acuerdo que se viola fácilmente de manera unilateral o con barreras no arancelarias como lo hacen ellos, recordemos los casos de los tráileres, el aguacate, los limones, el atún y lo que se les ocurra.

Joseph Stiglitz, Premio Nobel de Economía 2001, dice que la renegociación del tratado puede ser una gran oportunidad para México y da tres puntos, los cuales son: 1). - Diversificarse. 2). - Mejorar la industria exportadora, y 3). - Levantar la voz, pues seriamos tema en twitter, así indicó, caray; tan buen economista que era.

Bueno, le aclaramos al maestro Stiglitz que para hacer todo eso que señala no necesitamos renegociar el tratado y, lo que seguramente lograremos con esta renegociación será una mayor decepción que la existente, lo declarado por Luis Videgaray de abandonar el tratado si la revisión no es favorable para México, simplemente mueve al escepticismo.

Dicho lo anterior, ¿quién será entonces el que le tema a salir del TLC? ¿Los beneficiarios, la nueva clase emergente, los nuevos supermillonarios en dólares, los chicos de Forbes, los que están en la yugular del país sobreexplotando a sus compatriotas, las élites asociadas con los extranjeros que no quieren aflojar y que venden a su país sin ningún rubor, los que se amparan en banderas extranjeras para proteger lo mal habido?

¿Cómo se negocia con el vecino? Para ellos negociar es que digamos sí a todo, pero si es que se vale opinar, propondría cuatro cosas sin menoscabo de otras por supuesto:  

1.- Que las transnacionales paguen los mismos salarios a los trabajadores mexicanos que a sus trabajadores en Estados Unidos.

2.- Que la integración sea del 90 por ciento, es decir, que se fabriquen el 90 por ciento de los componentes o partes en el país.

3.- Que se dé transferencia tecnológica. 

4.- Que se permita el libre tránsito de la mano de obra entre países como en Europa. Creo es lo justo.