18 de Abril de 2024

Azúcar amarga

Por Julio Cesar Vega Olivares 

Sin duda, los norteamericanos ya preparan su proyecto de renegociación del Tratado de Libre Comercio y, no sabemos si nosotros estamos haciendo lo mismo o sólo se discutirá lo que nos impongan. México no tiene por ahora ninguna capacidad de negociación por cómo están las cosas y, lo más seguro, es que nuevamente salgamos perdiendo, aunque hay quienes aplauden el tratado y lo veneran como la única solución para México, ¿por qué? muy simple, porque los ha convertido en multimillonarios.

Quizás la muestra más acabada de la ligereza del gobierno en las negociaciones y, de las chapucerías que se realizan en contra del país por parte de los mismos mexicanos que negocian este tipo de tratados, lo sean las negociaciones realizadas en el caso de la industria azucarera , asunto que ha sido muy amargo para el país, puesto que es un asunto que se ha prolongado durante muchos años, ya que cuando los norteamericanos quieren detener la entrada de azúcar mexicana a EE.UU. simplemente piden una investigación por dumping; "el dumping está prohibido por el “Acuerdo General sobre Aranceles Aduaneros y Comercio” y rápido le imponen cuotas compensatorias al azúcar mexicana,  llámense impuestos, para pasarse así por el arco del triunfo al Tratado de Libre Comercio. 

Este tratado se puso en operación en 1994, recordemos que en el documento original, el asunto azucarero se celebraba por los negociadores de esa época como un triunfo nacional, debido a que el acuerdo original del tratado permitía exportaciones ilimitadas del excedente de producción a partir del año 2000, si es que México mantenía dos años consecutivos una producción de azúcar superior a su consumo, pero Jaime Serra Puche, émulo de Santa Ana, traiciona a su propio país, ya que él y Michel Kantor quien era representante comercial de los EE.UU. de él se entiende, pero ser el encargado de cuidar nuestros intereses me parece un asunto intolerable que debería haberle costado cuando menos el puesto, sólo que desde arriba respaldaban estos acuerditos, por lo cual convertía  a este asunto en un verdadero desastre para México, debido a que Serra y Kantor deciden ocultar un acuerdo paralelo que comprometía el futuro de la industria azucarera mexicana y, que los sucesivos gobiernos han tolerado aun comprometiendo la funcionalidad de esta producción, es decir, los susodichos de Serra y Kantor cambiaron en lo oscurito la parte medular de la negociación, conviniendo que, para exportar azúcar sin arancel, la producción mexicana debía ser mayor que el consumo de azúcar más el consumo de fructosa. Con esta condición, México no pudo colocarse como productor excedentario de azúcar y beneficiarse del tratado. 

Con todo esto, el resultado fue que nuestro país aumentó la importación de fructosa cuyo arancel fue eliminado en 2003, también se elevó la entrada de jarabe de maíz de alta fructosa derivado de que las refresqueras que operan en México la preferían por ser más barata que el azúcar y, aprovechaban para anteponer los intereses de sus filiales en Estados Unidos en detrimento del nuestro, ya que las mayores refresqueras en México son norteamericanas, lo cual terminó por quebrar la industria azucarera…hasta se tuvieron que expropiar los ingenios, claro, con cargo al erario, o sea este asunto no es algo menor. 

Finalmente, ayer martes se acordó aumentar las cuotas de importación de azúcar  mexicana a Estados Unidos, lo que resolvió coyunturalmente la disputa sobre el comercio del azúcar que había suspendido las exportaciones mexicanas la semana pasada, lo que retrasó el envío de entre 100 y 120 mil toneladas del endulzante, ya que las cuotas de exportación autorizadas por el gobierno americano se habían cubierto en su totalidad y, la Secretaría de Economía mexicana canceló arbitrariamente los permisos de exportación, incluso se lo canceló a un barco que estaba ya en Puerto norteamericano, dicho barco no pudo descargar las 25 mil toneladas de azúcar que llevaba y quedó varado por decisión del gobierno mexicano, según, para evitar sanciones ante una mala interpretación de los acuerdos de suspensión que rigen el comercio de azúcar entre los dos países desde fines de 2014. Estos acuerdos fijaron precios mínimos y cuotas de exportación de los diferentes tipos de azúcar, lo que en la práctica sacó al azúcar del Tratado de Libre Comercio.

Esperemos que en esta nueva renegociación en junio de 2017 no haya acuerdos paralelos y en lo oscurito, de los cuales nos enteremos años después cuando el daño esté hecho y que los traidores nuevamente entreguen al extranjero, con toda impunidad, la economía nacional.