23 de Abril de 2024

Por Nancy Jácome

“Una noche bajo las estrellas”, así se llama el concierto de ópera en el que estará presente la mezzosoprano Gabriela Zamora acompañada en el piano por el maestro Abnen Sobrevilla, en conocido hotel de la ciudad, definitivamente, una cita que no pueden perderse los amantes de la música clásica. 

Por otra parte, el artista plástico tuxpeño Jesús Antonio Popoca Pulido, fue escogido para una exposición cuyas imágenes pueden ser vistas a través de la página de YouTube “Arte Visual México”. Dentro de las obras del tuxpeño se destacan la pieza Oración Suspendida cuyo tamaño es de 1.20 x 1.20 sobre madera, acrílico y oro de 24 quilates, valorada en 29 mil dólares. 

En otro tema, con estos últimos cambios que se están dando en el mundo, en donde más políticos declaran a favor de mantener una sola ciudadanía, como en Holanda que acaban de pedirle a la Reina Máxima que renuncie a su ciudadanía argentina para tener solamente la holandesa, comienza una ola a favor de acrecentar este tipo de barreras, separando lo que realmente somos, humanos, que, a través de los años hemos mezclado sangre, religión, ideas y amor.

Por ello, el libro que más me ha gustado para debatir este tema es “El niño con el pijama de rayas”, el cual inicia con palabras muy sencillas y, debido a esa sencillez en la descripción de personajes, me recordó a Harry Potter, pero, aunque el pequeño mago podría cautivar a pequeños, el niño con el pijama de rayas cautiva a los adultos.

Tal vez su éxito se deba a que nos han contado los horrores del holocausto y en esta ocasión es visto desde la perspectiva de un niño llamado Bruno, en donde su padre es enviado a otra ciudad a trabajar y en donde dicho pequeño comienza a tener un amigo que nació exactamente en su mismo día, un pequeño de nueve años de edad que se encontraba tras una alambrada de metal.

Un día, la madre de Bruno le anuncia que deben cambiar de casa, él no está muy contento, pero no le queda más remedio; el lugar en donde viven no es como Alemania y no hay niños con quién jugar, hasta que llega a una alambrada y se encuentra con Shmuel (el pequeño de nueve años), ambos niños comienzan una amena plática y, aunque Bruno tiene a sentirse superior a veces, con su nuevo amigo hace todo lo posible por controlarse para no perderlo. Así poco a poco el autor devela cómo pudieron haber vivido los niños el holocausto, sin saber nada de lo que ocurría y un poco confundidos por todo.

La amistad entre Shamuel y Bruno se hace fuerte, tan fuerte que durante un año se ven todos los días. Cuando Bruno le anuncia a Shamuel que se irá a Alemania éste lo invita a realizar una última aventura, pues ya que gracias a los piojos Bruno luce igual a la gente que usa pijama de rayas y decide cruzar la alambrada. Ese fue el mejor día que Bruno pasaría con su mejor amigo, en ese instante buscaron hacia adentro de la alambrada al padre de Bruno para contarle que el papá de Shmuel no había regresado del trabajo, pero pronto son encontrados e ingresados a una habitación con un grupo de personas, “una habitación donde llueve”.

De dicho libro ya existe una película con el mismo nombre, la cual nos hace darnos cuenta de que mientras los adultos hacen la guerra, los niños sólo juegan. La editorial recomienda la lectura de este ejemplar a mayores de 13 años de edad, y la verdad es que de una forma muy inocente te hace darte cuenta de la situación trágica que vivieron las personas de aquellos tiempos.