El nuevo modelo educativo
Por Rogelio Martínez Vera
Hace unos días el Gobierno Federal anunció en forma estridente que, a partir del ciclo escolar 2018-2019, se instituiría en todas las escuelas públicas de nivel básico un nuevo modelo educativo que tendría como paradigma fundamental el siguiente: “Aprender a aprender”, lo cual significa, dicho por la propias autoridades, tanto por el presidente de la República Mexicana, como por el secretario de Educación Pública, que se sustituiría el actual modelo educativo que está apoyado exclusivamente en la enseñanza de los conocimientos por los profesores, por otro modelo en el cual “los alumnos serán el centro del aprendizaje y los profesores desempeñarían exclusivamente el papel de orientadores de dicho aprendizaje”.
Se indicó que, la adquisición de conocimientos se hará en forma empírica; que los estudiantes abandonarán el papel que tradicionalmente han adoptado, para tomar el sitio de los aprendientes; que los conocimientos ya nos les serán trasmitidos por los profesores, sino que ellos directamente acudirán a aprenderlos, por medio de sistemas que facilitan ese aprendizaje, los cuales serán diseñados por sus profesores. Parece esto un trabalenguas ¿verdad? Pues no lo será, según las autoridades educativas por las siguientes razones:
*Ya no habrá profesores que enseñen, sino estudiantes que aprendan. La parte activa y principal del modelo educativo enseñanza-aprendizaje, ya no será el profesor sino el alumno. Ellos, los profesores, se preocuparán por diseñar los diversos sistemas y métodos de aprendizaje que les posibiliten el dominio del citado conocimiento.
*El alumno se preocupará en lo sucesivo por su aprendizaje; será el eje del mismo en tanto que los profesores, verificarán el funcionamiento adecuado de los sistemas del citado aprendizaje para que el alumno se avoque a la aplicación de dichos sistemas que le faciliten la adquisición de esos conocimientos.
*La evaluación de los conocimientos seguirá estando bajo la responsabilidad del profesor. Él será quien diga, mediante una calificación, la calidad de los conocimientos adquiridos por sus alumnos.
Con esto, se expresó que se derrumbará de un sólo golpe el modelo educativo tradicional consistente, en el que el profesor es quien enseña y el alumno es quien aprende. Este modelo tradicional lleva más de 500 años de estarse aplicando y ahora, de un plumazo, las autoridades educativas federales, considerándose genios, nos anuncian un cambio radical en esta materia, ignorando que numerosos profesores ya han venido, a lo largo de los años, experimentando cambios notables en la utilización de las herramientas empleadas para que los alumnos aprendan.
Yo soy un ejemplo viviente de esos cambios. En años ya muy lejanos cuando realicé mis estudios básicos y aún superiores, tuve profesores que me enseñaron haciendo, es decir, la carga del aprendizaje la depositaban en nosotros los alumnos y consecuentemente teníamos que hacer por nuestra cuenta, numerosos trabajos escolares que no consistían en copiar una lección o un capítulo del libro de texto, sino, por ejemplo, en explicar qué trató de decir el autor y cuál era la utilidad práctica que nos podía dejar el estudio de ese trabajo.
Los genios del gobierno ignoran o pretenden ignorar todo este bagaje de prácticas educativas y quieren ahora presumir un aparente cambio de 180 grados en la educación. Están muy equivocados en sus apreciaciones por falta de contacto con la realidad. Yo personalmente, fui profesor universitario por más de 55 años y al alcanzar madurez y experiencia, me preocupé porque los estudiantes aprendieran por su cuenta, porque practicaran los conocimientos adquiridos a fin de cimentarlos adecuadamente. Siempre tuve presente el famoso pensamiento de Confucio que dice “Lo que oigo, se me olvida, lo que veo, lo entiendo, pero lo que hago, lo aprendo”.
Estoy seguro que muchos profesores actualmente siguen esos métodos de aprendizaje y han de estar haciendo bromas sobre “el descubrimiento de un nuevo modelo educativo” dado a conocer por las autoridades gubernamentales.
Y que me perdone el presidente y el secretario de Educación Pública, pero de modelos y sistemas educativos, no saben nada o casi nada.