29 de Marzo de 2024

Por Nina Salguero

Hoy contemplé a varias parejas aburridas, quizá el señor hubiera querido estar en la casa y la señora quizá no, es decir, vi a muchos cumpliendo con clichés establecidos tales como el paseo de fin se semana, los esposos con las miradas vacías mientras los hijos detrás de ellos miraban los edificios de la Zona Centro, así como las fuentes del parque Reforma y masticando palomitas, sus pieles blanco-leche acusaban la ausencia de Sol, y entonces me pregunté ¿por qué son tan pocas las parejas que al paso de los años siguen sintiéndose igual de enamoradas y otras ya no tanto? Y es que un porcentaje de éstas han llegado a un acuerdo de "seguir juntos por los hijos" y se dejan de amar, entonces... ¿Qué ha pasado? Desaparece la química, misma que se ha demostrado huye en la gran mayoría de los casos a los siete años de convivencia. 

Las mujeres ancianas y sabias decían que el amor acaba, sino que se deja de sentir deseo por la mujer-esposa-madre, y entonces muchas veces la amante vuelve a poner en circulación al marido, o sea lo vuelve a hacer sentir joven. 

El amor vendría siendo como ese perfume que se pone tan sólo un poco cada vez que se sale a pasear, llega un momento en que el alcohol se evapora y queda la esencia, y es que es el amor pasional el que se vuelve la mayoría de las veces un amor filial; a la esposa o al esposo se les llega a amar como hermanos, sus almas se entienden y se respetan, pero ya no existe la intimidad, si acaso un beso y sueño, intimidad sí, pero de almas, y sólo pasan a formar parte del paisaje.

"No quiero necesitarte, porque no puedo tenerte"

La película "Los Puentes de Madison" ejemplifican todo, una esposa sin motivaciones que se enamora de un periodista gráfico y, rompiendo esquemas, viven una pasión que los ayuda a vivir el resto de sus respectivas vidas.  A pesar de que los espectadores sabemos que el esposo es un hombre bueno, todos deseamos que abra la puerta de la camioneta y que huya con el amor de su vida, pero se arruga el alma al pensar que puede ser uno mismo el protagonista de esa historia de amor.

Hacer lo que uno desea tiene costos en la vida, pero al final “vivir una pasión" el tiempo que dure es mejor que dejar pasar la vida sin atreverse a vivir un momento de intimidad sublime, se miden los tiempos, las voces, los silencios, la química funciona. 

¡¿Qué es pecado!? para el varón, la mayoría de las veces es una aventura en donde la intimidad sexual es el factor principal, por lo que estaría viviendo una relación llena de lujuria, un sazón indispensable en una buena sexualidad, el deseo plasmado en toda su intención, pero "un amistoso" es un placer sin compromiso, puesto que saciado el deseo estos amigos con derechos pasan a ser desechables; pero existe otro tipo de relación madura, esa que sabe que el tiempo pasa y que el reloj de la vida no se detiene, una relación por muy fugaz que sea con el hombre o la mujer que sea del agrado, siempre y cuando se mantenga la discreción, es algo que definitivamente ayuda a vivir, es algo diferente a estar enamorado del amor, puesto que esto implica lo que el dicho dice “apenas le dicen mi alma y ya quieren casa aparte" o "nomás ve burro y se le antoja viaje". Ambos, hombre y mujer, deben saber llevar este tipo de relación con mucho estilo, para este tipo de parejas las palabras no existen, sólo se da de forma tácita, las partes en cuestión se analizan (tienen temor), palpan el terreno y llega el momento en que, así como las tormentas fertilizan la tierra, los cuerpos se unen en intensidad para entregarse los amantes furtivos.

Bueno...pensarán que estoy promoviendo una situación amoral en donde el pecado ya no lo es... pero estoy analizando un hecho real, algo que sucede cotidianamente, por lo que el que quiera ser fiel felicidades y el que no también. No hay ser humano fiel, decía una señora, en su puesto de tortas hay quienes son discretos.

Vuelvo a la historia de amor de Francesca y Roberto Kincaid, el reportero de Nacional Geographic, interpretado magistralmente por Meryl Streep y Clint Eastwood, puesto que, en cuatro días de convivencia, romance y sexo, crean los cimientos de un amor que los ayudará a vivir por siempre y para siempre.

Frases de la película Los Puentes de Madison: "Y tú, sigues aquí, entregándome la vida en cada suspiro, suplicando por mis besos sin saber que ni siquiera tienes que pedirlos, porque son tuyos, porque yo ya no soy mía, sino tuya" "He estado cayendo desde el borde de un sitio muy grande, muy alto, en algún lugar del pasado, durante más años que los que he vivido en esta vida. Durante todos estos años he estado cayendo hacia ti".

Francesca, reconoce en su diario “Podríamos haber pasado uno junto al otro, como dos partículas de polvo cósmico".

Y usted... ¿se arrepentiría de lo que hizo o de lo que dejó de hacer? Una novela inolvidable de la autoría de Robert James Waller, sacada sin duda de la vida real y para adentrarnos en nuestras realidades y temores.

Atte. El Chile romanticón.