25 de Abril de 2024

El viejo y el mar

Por Nancy Jácome

Ampliamente reconocida es la historia de este viejo, que pasa sus días en el mar. Fue escrita por el estadounidense Ernest Hemingway para cumplir un encargo  laboral, allá por el año de 1951 cuando se encontraba en Cuba y fue publicada al siguiente año.

Entonces no imaginaba en el referente que se convertiría y que incluso hoy sigue siendo su obra más reconocida y más laureada.

La historia se desarrolla en La Habana Cuba y  cuenta la vida de un viejo pescador quien se enfrenta a su peor periodo de existencia; del exitoso joven que era ya poco queda, pero eso no le impide ver en cada día una nueva oportunidad. Su nombre es Santiago, pero todas las personas lo conocen como El Viejo.

Su pupilo manolo es obligado por sus padres a dejar de trabajar con el viejo debido a que desde hace más de 80 días no tiene suerte en la pesca.

Es entonces cuando comienza la travesía del viejo en esta historia, pues en su búsqueda de un gran espécimen, va más allá de los lugares donde sus compañeros se detienen para obtener su botín del día, encontrándose con un pez espada de más de seis metros de largo. Un ejemplar que se convierte en su amigo y en su mayor reto.

Esta obra ha sido aplaudida por muchos, en mi caso me costó leerla porque es lenta. Y tiene una lluvia de diálogos del personaje consigo mismo, pues una vez encontrándose solo en el mar, no hay nadie con quien platicar.

La historia sin embargo no deja de ser interesante, pues es un hombre que se enfrenta al reto de dejar ir a su presa o aferrarse a ella hasta triunfar. En varias ocasiones me pregunte ¿Por qué no  deja libre al pez?, sin embargo no es algo que el anciano esté dispuesto a hacer con facilidad a pesar de sus constantes cuestionamientos, de su cansada lucha física de más de dos días y su poca fuerza tanto por la edad como por la escasa comida.

Muchos aman a Hemingway por su estilo minimalista de escribir, otros lo cuestionan por ello. Sin duda cada quien tiene su opinión, lo que realmente yo me cuestionaba era ¿Por qué el anciano se aferraba tanto? y es muy grato encontrar la respuesta.

A veces no es necesaria la fuerza para encontrar la solución al problema, es necesario que ocupes todas las herramientas que tienes alrededor y tu pericia para salir de ellos.  Es esto lo que demuestra el anciano al pelear contra varios tiburones por mantener el derecho al ejemplar que logra capturar.  Es una historia que por su mensaje algunos la llegan a catalogar como motivacional.