17 de Abril de 2024

“La Reina de la Casa”

Por Nancy Jácome

“La Reina de la Casa” de Sophie Kinsella es  un libro en el que nos hace darnos cuenta que somos adictos al trabajo, en un  principio pensé que yo era la única de mis amigas, después me di cuenta que somos varias, las que andamos haciendo malabares, entre trabajo, vida, familia y bueno en mi caso perros, en el de ellas hijos.

Terminamos cansadas física y mentalmente, comprando pizza y un buen vino para afrontar el siguiente día al igual que Samantha, la protagonista de esta historia.

Debo decir que no todas mis amigas son así, tengo algunas que han aprendido a trabajar y a disfrutar la vida, de poquito, tranquilas, relajadas y tengo otro grupo en el cual me incluyo que tal cual la protagonista de esta historia, exprimen cada minuto de su vida trabajando.

En este libro Sophie Kinsella describe bien a las mujeres de ahora, a veces no sabes ni que compras, muchas veces adquieres cosas que no necesitas, pero ahí vas y compras lo que se supone debes comprar para verte bella aunque no te dé tiempo de usarlo y no sepas como usarlo, porque estas tan ocupada con el trabajo que tus comidas son rápidas, tus sueños son exprés y tu necesidad por ver si el mundo no ha cambiado en tu correo electrónico o redes sociales es tan irracional que miras el teléfono cada 30 segundos, en lugar de mirar el atardecer desde tu ventana.

Sí, Kinsella ha dado en el clavo y no puedes dejar de leer la historia de Samantha una abogada que a los 29 años está a punto de convertirse en la socia más joven del bufete de abogados para el que trabaja, tiene una amiga que vive la vida de viaje en viaje y de la cual recibe una gran influencia, como toda historia de este tiempo y hecha para mujeres hay un romance.

Es una historia que nos invita a detenernos en la vida y dejar de exigirnos tanto, porque tal vez tener el mejor carro no sea precisamente lo que necesitamos para ser felices, ni tampoco lo sea una carrera laboral exitosa.

Nos vemos en la próxima columna, tomate el tiempo de tomar el café entre tus manos, disfrutar el aroma y ver por la ventana lo bello que es el amanecer antes de sumergirte en el mundo laboral.