29 de Marzo de 2024

Por Nina Salguero

Dedicado a Ziona, la indígena de Oxtomal

El día de ayer, se celebró el Día Internacional de los Pueblos indígenas, y el Presidente de la República encabezó una ceremonia en el estado de Chiapas; en las redes sociales los cibernavegantes invierten su tiempo en el día del gato, perro, abrazo, del amigo con derechos, en fin, motivos para festejar existen muchos y variados pero en realidad, nos hemos olvidado del Día del Indígena, sobreviviendo sobre la calle Juárez, en Tuxpan, Veracruz, familias indígenas originarias del estado de Oaxaca o Chiapas, piden limosna con sus críos al lado, el acordeón o la flauta, interpretados evocan paisajes selváticos, pobreza circundante, desempleo ... ¿Habrá para ellos albergues en el momento necesario? ¿Ya se habló con ellos para trasladarlos a sitios seguros en caso de ser necesario? La aventura la viven desde que nacen pues en continuo peregrinar de un lado a otro transcurre su precaria existencia.

Ayer a las 15:21 horas el viento arrecia, en una lengua indígena incomprensible para los llamados “GENTE de razón” pero fácilmente interpretado, se hacen señas de irse a su morada temporal; ¿Qué será de ellos?

El INEGI, reporta que existen ocho millones 918 mil 63 habitantes, de los cuales el 8.8 % se reportan como indígenas, sacando cuentas 785 mil seres humanos, de los cuales 129 mil hablan algún idioma, por lo cual representan el 1.5 de la población.

En la ciudad de México, es común encontrar individuos que hablan alguna lengua como lo es el náhuatl que representa el 30%, el mixteco 12.3% otomí 10.6% mazateco 8.6, zapoteco 8.2% y mazahua 6.4%.

Se ha observado que estos núcleos, se concentran en las delegaciones Gustavo A. Madero, Miguel Hidalgo, y arriba de los estados colindantes, aunque llegan de estados del Norte del país.

Ridiculizados en su vestimenta a través de los programas de TV, vejados por los que se consideran superiores, minimizados, discriminados por nosotros mismos, viven su vida al día y poco a poco su identidad se diluye para ser “aceptados” en una sociedad que ha perdido valores humanos, Ziona, se llamaba Concepción, pero como había muchos hombres que llevaban el mismo nombre, decidió llamarse Ziona, diminutivo de Concepciona, ella, la mujer, la madre, esposa, hija, hermana, inspiraba paz, poco hablaba el “castellano” pero lo entendía mejor que nosotros a ella, a diferencia de sus congéneres, siempre vistió de manta cruda, blanqueada por el sol, sus pies jamás fueron prisioneros ni de los huaraches, mucho menos de los zapatos, su paso ágil, como de gacela, se conservaban sin las cuarteaduras propias de la gente que camina sin protección, era hermosa y así hermosa murió, sin que la vida le diera la oportunidad de vivir mejor, sin embargo fue millonaria en bondades, jamás se quejó de su suerte y su sonrisa, permanece entre mi tierra y su cielo, por eso recuerdo a Ziona, con cariño y es un recuerdo imborrable en mi vida.

La pronunciación del idioma náhuatl, varía de región a región, a nuestros lectores, El Chile, a manera de saludo les pregunta ¿Tlen Ki Ijtoa Mo Yolotl? ¿Qué dice tu corazón? , en una traducción aproximada, no dejamos de desear a nuestros lectores, ésta columna insertada en uno de los mejores Diarios de la región, EL HERALDO.

Atienda las recomendaciones a través de las noticias generadas a través del mismo, e instruya a sus hijos sobre la peligrosidad, tanto de las lluvias, como de los vientos huracanados.

Con el mejor de los deseos, por su seguridad. El Chile Caballero.