18 de Abril de 2024

Por Raymundo Jiménez

-Rectora ‘Totalmente Palacio’

En agosto de 2013, cuando el doctor José Sarukhán vetó la candidatura de Víctor Arredondo para la Rectoría de la Universidad Veracruzana, el influyente exrector de la UNAM, a la sazón presidente de la Junta de Gobierno de la UV, argumentó que a esta casa de estudios superiores debía dirigirla quien garantizara su plena autonomía, lo que evidentemente descartaba al exsecretario de Educación de Veracruz por su cercanía política con el entonces gobernador Javier Duarte.

Por ello, Arredondo no fue incluido en la terna finalista. Su exclusión terminó favoreciendo a Sara Ladrón de Guevara, quien paradójicamente el día siguiente de su elección fue a la Casa Veracruz a comer con Duarte de Ochoa y su esposa Karime Macías, y semanas después permitió la humillación de ir personalmente de madrugada a abrir las rejas de la zona deportiva de la USBI para que el regordete gobernante y algunos colaboradores hicieran ejercicio.

Ahora, con el gobernador Miguel Ángel Yunes, la rectora ha vuelto a ponerse de tapete. El lunes antepasado lo invitó al acto de inauguración del ciclo escolar 2017-2018, en donde el mandatario panista nada dijo de los 2 mil 300 millones de pesos  que el Gobierno del Estado le sigue adeudando a la Universidad desde la administración de Duarte y que él, en su campaña electoral, se comprometió a pagar. Vamos, ni siquiera mencionó los 50 millones de pesos que ayer reconoció que le debe a la UV por el Plan Veracruzano de Desarrollo, cuyos foros regionales organizó la casa de estudios desde hace un año.

Por su parte, Ladrón de Guevara ha guardado un silencio cómplice. No ha vuelto a convocar a la comunidad universitaria a salir a las calles para presionar a Yunes Linares como sí lo hizo a principios de 2016 contra Duarte, no obstante que un año antes, en septiembre de 2015, al rendir su segundo informe de labores, agradeció públicamente al gobernante priista su apoyo y respaldo irrestricto que, según ella, había brindado a la autonomía de la UV.

“El acercamiento respetuoso con todas las instancias de gobierno ha servido para trabajar por el mejoramiento de nuestro estado. La Universidad Veracruzana forma parte sustancial del desarrollo de Veracruz y genera conocimiento que se aplica en el desarrollo”, expresó en esa ocasión ante el secretario de Gobierno, Flavino Ríos Alvarado, quien llevó la representación del Jefe del Ejecutivo del estado por última vez, pues al año siguiente, a su tercer informe, ni el titular de la SEGOB ni Duarte asistieron ya que en febrero de 2016 las autoridades universitarias denunciaron penalmente ante la PGR al mandatario por el desvío del subsidio estatal y federal ordinario, cuyos fondos retenidos desde 2013 hasta entonces ascendían a 2 mil 076 millones de pesos.  

Entrevistada días después de la inauguración del ciclo escolar 2017-2018, Ladrón de Guevara rechazó que la presencia y los elogios de Yunes hayan sido un espaldarazo para ser reelecta. Sin embargo, de la terna finalista designada por la Junta de Gobierno, ella es la única que tiene compromisos políticos con el gobernante del PAN, con quien comenzó a tejer acuerdos después de la elección federal de julio de 2015, pues como diputado plurinominal el panista le ofreció gestionar mayor presupuesto para la UV desde el Congreso de la Unión, lo que incumplió.

Si finalmente decidieran reelegirla, ¿cómo justificarán los nueve notables de la Junta de Gobierno ante la comunidad universitaria que en su decisión no pesaron más las complicidades políticas que los logros académicos que hasta ahora la rectora exduartista ha quedado a deber?

Y es que aunque las comparaciones son odiosas, pero la administración de Ladrón de Guevara se ha quedado muy corta en comparación a las de los exrectores Arredondo Álvarez y Raúl Arias Lovillo, en las que –sobre todo en la de éste último– se sentaron las bases para que la UV transitara de una institución centrada en la docencia a una universidad con capacidades de producción y distribución social de conocimiento, propósito que se cumplió plenamente a través de innovar y renovar las estructuras y procedimientos universitarios.Por ejemplo, el primer resultado exitoso fue el aumento de la matrícula de estudiantes a nivel de licenciatura. Tan solo en la gestión de Arias Lovillo, del año 2004 al 2013 –cuando ya en los gobiernos de Fidel Herrera Beltrán y de Javier Duarte se habían comenzado a retener y desviar los subsidios estatal y federal a la UV– el número de alumnos pasó de 45 mil 488 a 61 mil 298, es decir, un 35% de crecimiento en el periodo.

De acuerdo con un ensayo del exrector próximo a publicarse en Chile, “este sorprendente crecimiento fue posible gracias a que la UV estableció una estructura académica y organizativa adecuada a la masificación, se crearon nuevas entidades, se diversificaron las carreras, se elevó el número de académicos, se establecieron programas de estímulos a profesores e investigadores, se llevó a cabo la desconcentración de las facultades a las regiones y se impulsó un Sistema de Educación Multimodal (SEM).”

Debido a la creatividad e innovación del rectorado anterior al de Ladrón de Guevara se crearon 10 centros y 4 institutos de investigación. Por iniciativa de los núcleos académicos surgieron en 2005 el Centro de Investigaciones en Micro y Nanotecnología; en 2007 el Centro de Investigaciones Tropicales; en 2008 el Centro de Estudios China-Veracruz y el Instituto de Biotecnología y Ecología Aplicada. En 2009 el Centro de Estudios sobre el Derecho, Globalización y Seguridad, el Centro de Estudios de la Cultura y la Comunicación, el Centro para el Desarrollo Humano e Integral de los Universitarios, el Instituto de Investigaciones Forestales, el Instituto de Investigaciones Multidisciplinarias y el Instituto de Ciencias Marinas y Pesquerías.

En 2010 fueron establecidos el Centro de Investigaciones Biomédicas y el Centro de Eco alfabetización y Diálogo de Saberes; en 2011 el Centro de Investigaciones Cerebrales y el Centro de Investigación en Recursos Energéticos y Sustentables.

También se sentaron las bases de una nueva oferta educativa, mucho más pertinente a las necesidades sociales del estado. De 202 en 2005 pasó a 314 en el año de 2013. Entre muchos otros, se crearon los programas de Ingeniería Metalúrgica y Ciencias de los Materiales; Ingeniería Petrolera; Ingeniería de Alimentos; Ingeniería Industrial; Ingeniería Mecatrónica; Agronegocios Internacionales; Estudios de Jazz; Biología Marina; Geografía; Quiropráctica.   

Entre 2004 y 2013 también quedó marcada una clara tendencia hacia la consolidación académica de la UV, particularmente el incremento en la capacidad competitiva de su planta docente. En esta etapa se observó un aumento de 30 por ciento en el número de profesores de tiempo completo. Pero también se elevó su nivel de profesionalización. Se dio una ruptura histórica porque en este periodo la UV consolidó la proporción mayoritaria de los profesores con posgrado. Así, mientras en el año 2006 todavía el número de docentes con licenciatura representaba el 22% del total de los académicos de tiempo completo, los que tenían doctorado apenas alcanzaba el 20%; al término del rectorado de Arias Lovillo, sólo 11% tenían grado de licenciatura y el 42% doctorado.

Como resultado del mayor nivel de profesionalización de los académicos de la UV, su productividad se elevó y su número se incrementó en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI) y en el Sistema Nacional de Creadores (SNC), en los cuales se encuentran los mejores científicos y artistas del país cuyo ingreso pasa por rigurosos sistemas de evaluación. Los miembros de la UV en estos sistemas pasaron de 102 en el año de 2004 a 326 en el 2013. Y lo destacable es que mientras en el 2004 prácticamente todos los miembros del SNI pertenecían a institutos de investigación, en el 2013 el 30% ya pertenecía a las facultades como resultado del cambio en el paradigma educativo.

¿Algo similar podría presumir la rectora Ladrón de Guevara?