29 de Marzo de 2024

Política de invernadero

Por Julio César vega Olivares

La ambición ganó y como se esperaba Margarita Zavala renunció sin empacho algún al PAN, el partido que le dio todo y espera ser candidata a la Presidencia de la República por la vía independiente.

En las razones de su  renuncia Margarita nos dice:

-Entré al PAN porque me enseñaron a amar y servir a México y mi vocación de servicio la decidí llevar a cabo en la política.

-Hace dos años anuncie mi intención de buscar la Presidencia de la República.

-Durante dos años pedí un método democrático transparente y claro en que se escuchara a la ciudadanía para tomar una decisión la respuesta siempre fue evasiva.

-Que nadie se equivoque, mi renuncia no es causa de la división del PAN, sino su consecuencia es resultado de la división que provoca la actitud  de quien debiendo ser jefe  se comporta como candidato. 

-En suma impuso al PAN condiciones antidemocráticas que tanto criticamos en el PRI y en otros partidos.

-Renuncio al PAN porque la ley me obliga a hacerlo, de no hacerlo quedaría impedida para participar en la contienda electoral.

-Mi renuncia es porque no había otra alternativa.

-Me voy sin rencores me llevo al PAN en el corazón. 

-Renuncio al PAN pero no a mi deber de hacer política con principios y participar en la vida pública de México.

Razones respetables; pero son justificaciones que parecen la ensoñación de la política.

En realidad Margarita se va como lo han hecho muchos otros, que aspiran a un puesto, se sienten derechosos y no se los dan,  ya que la ingratitud parece un común denominador en la política, es decir Margarita se va del PAN, porque no le dieron la candidatura que pensaba era de ella considerándose a sí misma como candidata natural,  idea simplemente basada en la influencia política del Calderonismo y que Margarita simplemente consideraba a Ricardo Anaya como su empleado o su subalterno.

Ahora ella finalmente sabe que las nominaciones no son hereditarias, pero ella aun parece no darse cuenta que ha vivido en un clima político de invernadero, generado por el poder.

Algunos corifeos haciendo cuentas perversas, aseguran que con la salida de Margarita el PAN pierde 10 millones de votos, que sin Margarita el PAN se hunde, como dice Ernesto Cordero, es decir que el efecto Margarita,  puede destruir al PAN, pero lo dudamos mucho pues las últimas encuestas presentadas por Ricardo Anaya muestran que ni en un punto porcentual afectó al PAN su salida.

Ahora, una candidatura presidencial independiente en México es muy costosa, se deben reunir el 1% de las firmas del número total de electores de la lista nominal algo así como  866 mil  593 firmas y éstas se deben recabar en 120 días, es decir el plazo vence  el 6 de febrero del 2018, además no se pueden realizar actos anticipados de campaña y se usará una aplicación electrónica para registrar las firmas mediante una foto de la credencial de elector,  pero esto se presta al fraude para quienes pueden hackear la lista nominal o cuentan con una base de datos pirata.

Sin duda debió utilizarse la huella digital para abrir la aplicación y evitar un posible fraude, pero el INE no puso candados reales para este tipo de distorsiones democráticas.

Los costos de estas actividades deben solventarse con recursos privados de origen lícito, el monto no podrá superar 33 millones 611 mil 208 pesos, pero  hay que pagar a veces para que le firmen al candidato, cuánto cuesta cada firma si 100 pesos; barato, el costo sería de casi 87 millones de pesos es decir muy por encima del límite permitido.

Ser candidato independiente en México parece misión imposible, la lucha democrática por un supuesto deber de hacer política como justifica Margarita Zavala su posible candidatura independiente es un caprichito muy caro y una apuesta con pocas probabilidades, así que o se debe tener mucho billete o ser esposa de un expresidente.