23 de Abril de 2024

Por Nina Salguero

El día  8 de noviembre se celebrará el “ Ochavario”  su nombre lo dice, los difuntos aún no se han ido, se despiden justo a los  ocho días y se levanta el altar;  las danzas autóctonas no se vieron como antaño, y  en las cuales los disfraces abundan quizá para engañar a la muerte, el festejo sigue en ese inexplicable maridaje entre la vida  y la muerte, el insondable misterio que nos hace mantener vivas nuestras tradiciones;  aunque en algunas comunidades este se levanta hasta el  último día de noviembre, el día de San Andrés; en que  se da fin a las fiestas de Xantolo y se retorna a lo cotidiano sin dejar de recordar a los seres queridos, ya sin tantas lágrimas y con la firme convicción de que retornarán al siguiente año, para estar con nosotros,  y mientras tanto ese lapso, quedará en la memoria colectiva como una estampa siempre viva; con olores a incienso, el sabor de las conservas de diferentes frutos, las artesanías, el zacahuil y desde luego el colorido; aunque a decir verdad, las tradiciones no subsistirán si los ayuntamientos, circunscriben los días de Plaza de Xantolo a  sólo dos días, son pocos los  comerciantes a los que les va bien, a otros regular y a los más,  muy mal, pues se quedan con la mercancía, que termina lamentablemente en la basura, ( ejemplo la palmilla) por otra parte el apoyo a las tradiciones, debe contar con el criterio del alcalde en turno y liberar a través de la Dirección de Comercio, el costo del espacio donde el comerciante debe aumentar los precios de los productos, para reponer la erogación  que realiza, se dan por bien servidos si sacan lo que invirtieron... el último día los comerciantes foráneos  vendían  casi al costo lo que ofrecieron al  pueblo, novedades las tortillas de maíz morado junto con caldos de borrego, dejaron con poca clientela al zacahuil, que abundaba como nunca en el Xantolo; me asombró grandemente saber que en algunas iglesias cristianas el fundamentalismo ha llegado para matar  las tradiciones, pues se ha convertido en aversión, o sentimiento de rechazo hacia las tradiciones más nuestras, tal pareciera que quisieran acabar con ellas, a tal grado que es pecado comer tamales ofrendados, o sea los que se pusieron en el altar y  en los cuales  los difuntos dejaron su esencia... con un epicureísmo a modo, que causaría gastritis al mismo Epicuro, pues muchos de ellos, al igual que en otras religiones, que siendo como somos;  simples  humanos, cometemos errores; pero ante la posición de falsa verticalidad sus errores se notan más.

MADRE CORAJE

Parafraseando a Bertolt Brecht, escritor alemán, autor de varias obras entre ellas “Madre Coraje y sus hijos”, pues sólo coraje fue lo que vi en los rostros de las madres del  Colectivo María Herrera, era algo más que dolor callado, es la esperanza y la fe alientan los corazones, es querer encontrar lo amado, tener la certeza de recobrarles aún sin vida... paradójicamente, el Colectivo María Herrera, que se ubicara en la Plaza Cívica, se vio rodeado por el Primer Desfile de Malinches, abundaron Las Catrinas, la muerte rodeó al Colectivo desde otra perspectiva diferente, alguien le preguntó a una de las integrantes del Colectivo  que si quería acudir a la Iglesia, “ Yo no voy a la Iglesia dijo” y entre el coraje y la impotencia, la fe palidece por momentos y el dolor oculto, reniega de Dios,  los rostros de las madres, los comparé con  algo similar a la imagen de Anna Fierling, condenada a tirar para siempre ella sola de su carromato; ésta obra ubicada en los años 30s, del Siglo XVII, en Europa, “pone de manifiesto la gran hipocresía ideológica de toda guerra: da igual ser católico que protestante, polaco, alemán o finés, honrado o criminal, civil o soldado, lo único que importa es quién tiene la fuerza y quién maneja el dinero.”

Una de las integrantes del colectivo, da a conocer que ha perdido todo, vendió sus propiedades, su molino, piden entrar a  los Reclusorios en busca de sus seres queridos, les acompañan sus esposos, ellos permanecen callados, mientras que gritan los vientres que parieron a los desaparecidos, como sólo pueden hacerlo las madres, esto no es noticia de un día, es el caminar al borde de los abismos del dolor.

Y hablando de muerte, queridos amigos, las democracias también mueren, cuando se confunde lo deseable con lo posible.