20 de Abril de 2024

Salvavidas para el naufragio tricolor

Por Ángel Álvaro Peña

Los priistas que repitieron hasta el cansancio que el viejo PRI era cosa del pasado, ahora convocan a algunos de sus protagonistas para que los rescate de la probable derrota a la que los llevarían los jóvenes egresados de las universidades estadounidenses y que se les dificulta hablar español, pero el inglés parece su lengua madre.

Este llamado a personajes como Manlio Fabio Beltrones, Beatriz Paredes, René Juárez Cisneros, Miguel Ángel Osorio Chong, Alma Carolina Viggiano, Héctor Yunes Landa, Mariano González Zarur, entre otros, muestra la necesidad no sólo de la experiencia política sino del regreso a los orígenes del partido. El hecho de estar en el tercer lugar indiscutible en las encuestas de intención del voto, es un llamado de atención, pero no solo para que cambien de equipo de campaña sino para que haya una transformación a fondo en el partido.

Nada logró el PRI con colocar al frente de la militancia a un comediante tecnócrata que nunca aportó nada al tricolor y menos aún fortaleció la militancia ni las simpatías del electorado.

El PRI debe recobrar la memoria, acordarse de que la frase que le dio fortaleza y que le permitió estar en primer lugar entre todos los partidos, con mucho de distancia y fuerza, fue “justicia social”.

Seguramente René Juárez Cisneros y Beatriz Paredes la deben haber mencionado en algunos de sus discursos, con toda certeza sigue siendo para ellos una guía de conducta al interior del partido, que rige su actuación en el ejercicio del poder.

Los jóvenes en el poder que consideraron que arrojarse a una contienda electoral era simplemente un ejercicio de mercadotecnia fallaron; ahí están los resultados.

Ahora quienes despreciaban al viejo PRI, que lo consideraron inservible necesitan de lo que fue ese partido en el pasado. Porque ellos no solo no lo recuerdan, no lo saben.

Repitieron hasta el cansancio durante cinco años que encarnan la modernidad, que sus reformas eran la punta de lanza de la modernidad, que la fortaleza de un país estaba en rematar sus riquezas, etc. Los jóvenes priistas ahora deberán recordar una a una esas palabras que despreciaban todo lo que fuera pasado, lo que llamaban vetusto e inoperante ahora viene a rescatarlos de la derrota electoral.

Desde el momento en que un partido político está en el poder debe llevar una ventaja, aunque sea mínima en la intención del voto, en México no es así; ocurre todo lo contrario, a pesar de que se le cuelgan otros dos partidos para llamar la atención del electorado y hacer competitivo al PRI.

Llamar a la vieja guardia priista implica reconocer la incapacidad para llevar a cabo una campaña, el grupo que impulsa a Meade nunca había organizado una. Y en algunos casos vienen de varias derrotas electorales.

El triunfo de Enrique Peña Nieto se debió a la televisión más que a una campaña eficiente. De ahí que a la hora de hacer campaña, no hay cuadros de dónde echar mano para que camine, porque es una campaña que se antoja esclerótica a pesar de que estaba manejada por jóvenes priistas.

La modernidad fue para muchos jóvenes priistas en el poder, la frase que consideraban les llevaría no solo al triunfo electoral en lo general y al estrellato político en lo particular; tardaron casi seis años en darse cuenta de que estaban equivocados. Deben desandar el camino y aprender de la historia del partido al que pertenecen o bien abandonar la práctica política para dedicarse a los negocios que parece ser su verdadera vocación.

Es en realidad absurdo dividir a un partido entre jóvenes y experimentados, o entre novatos y viejos, como quiera llamársele, pero en el PRI lo absurdo es cosa de todos los días, basta darle una lectura a los discursos de precampaña del líder nacional de su partido para darse cuenta de que no es un político el que habla sino un resentido social, con ganas de derrotar al enemigo a golpes de palabra y grito.

La serenidad analítica que brinda la experiencia política equilibra muchas de las actuaciones de los miembros de la actual administración que antepusieron la respuesta visceral a la contestación reflexiva.

Juventud no es sinónimo de visceralidad, pero cuando los miembros de un equipo tienen la piel muy delgada y no pueden acostumbrarse a que los traten como simples mortales, surge una ira desde sus entrañas que solo dispara denuestos y descalificaciones para el enemigo.

Nadie quiere que los priistas del nuevo cuño amen a sus contrincantes, pero es necesario que los respeten en nombre de la democracia que dicen practicar.

El PRI debe fortalecerse desde sus orígenes. Esta resurrección de los líderes priistas del pasado, debe ser considerada como la punta de lanza de la renovación del PRI desde sus bases, que a últimas fechas están abandonadas dadas las actividades elitistas de los jóvenes priistas en el poder.

Así, rescatando las bases, la militancia, donde hay muchos jóvenes talentosos y que tienen una clara idea de cómo transformar el país sin necesidad de estudiar en las escuelas de Estados Unidos, es como debe empezar el PRI a refundarse, no a cambiar de nombre y hasta de color de su logotipo sino rescatar lo que del pasado les corresponde y hacer historia.

Los Nuño, Videgaray, Lozoya, hacían escarnio de la oposición al decirles que vivían en el pasado, ahora estos genios de la administración y sin sensibilidad política recurren al pasado para salvar su futuro.

Seguramente las campañas del PRI, encabezadas por el candidato a la Presidencia de la República, José Antonio Meade Kuribreña, cambiarán, serán muy diferentes a la precampaña. Ahora habrá políticos en esas campañas y no intentos fallidos de quienes carecen de puntos de referencia de una batalla electoral.