20 de Abril de 2024

Por Lucía Mora

Estudiante de Relaciones Internacionales Tecnológico de Monterrey Campus GDL

Los medios de comunicación no son conocidos como el cuarto poder por cualquier razón. Indudablemente, éstos juegan un papel determinante en la concepción de aspectos clave dentro del imaginario colectivo de la sociedad, como lo son justicia, libertad o igualdad. Los medios y la opinión pública van estrechamente de la mano, por lo anterior, se debe tratar a la información con cuidado, prudencia y responsabilidad.

Lamentablemente, en la actualidad, debido al rápido desarrollo de la tecnología, hay cada vez más plataformas y oportunidades para que cualquier persona comparta información, sin pasar por un filtro, verificación de hechos o juicio editorial para asegurar que esta información sea verdadera. Además, hoy en día, un usuario individual sin historial o reputación puede en algunos casos llegar a tantos lectores como lo hacen grandes medios de comunicación. Por lo tanto, se han generado dilemas respecto a cómo debemos regular la información que se comparte. El concepto de fake news se comenzó a popularizar durante el desarrollo de las elecciones presidenciales estadounidenses en 2016. El, en ese entonces candidato republicano, Donald Trump, uso este concepto como estrategia política. Hoy en día, este concepto es considerado por algunos una amenaza para la democracia, el libre debate y el orden occidental, en general. Los posibles macro-efectos que se esperan de la propagación de esta idea son incremento en las tensiones entre naciones y aumento en regulación de las redes sociales. Así como se espera la división generalizada de la opinión pública y la deslegitimación de los grandes medios de comunicación. El efecto que ha tenido que el líder y representante de una nación que históricamente ha luchado por la libertad alrededor del mundo, hoy en día haga declaraciones deslegitimando la prensa en su país, definitivamente es corrosivo para la sociedad, no solamente estadounidense, sino mundial. Tomando en cuenta que la opinión pública es un importante factor para que la figura presidencial mantenga el poder y la influencia dentro de su gobierno, el hecho de desacreditar y menospreciar trabajos periodísticos formales genera una sociedad fracturada e inconforme con las decisiones del gobierno interno. Solo hace falta conocer un poco de lo que ha estado pasando en Estados Unidos en los últimos meses para comprobar la realidad de este argumento. Por lo anterior, es necesario que tanto el presidente de los Estados Unidos como los demás representantes de las naciones, asuman su rol dentro del escenario internacional y aboguen por una justa distribución de la información, colocando en primer lugar a la verdad y la transparencia. De no ser así, el uso de fake news podría convertirse en una estrategia política normalizada e incluso admirada.

Actualmente, este tema es particularmente importante para la sociedad mexicana, ya que nos encontramos en un contexto de elecciones presidenciales, en donde se multiplicará la cantidad de información que se distribuya sobre los principales actores políticos y consecuentemente, aumentará la necesidad, para poder garantizar el buen funcionamiento de la democracia, de que existan mecanismos que regulen y/o castiguen la manipulación de la información. No dejemos de lado la importancia de la verdad y la transparencia.