17 de Abril de 2024

Lucía Mora, Estudiante del ITESM Campus GDL.

A pesar de que, tras la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha sido el principal promotor de la economía de libre mercado, las últimas acciones del presidente Donald Trump hacia China y otros países han demostrado ser una amenaza emergente para este sistema que se ha consolidado en los últimos 80 años.

Hace unas semanas, el gobierno estadounidense anunció una lista de más de 1,300 exportaciones chinas, incluidos juguetes, productos electrónicos, calzado, ropa y muebles, a los que planea aplicar aranceles del 25 por ciento. Lo anterior, con el propósito de evitar el robo de la propiedad intelectual estadounidense, de acuerdo con acusaciones del presidente Trump. Además, estos aranceles buscan ser una especie de castigo a Pekín por restringir la inversión estadounidense en China.Asimismo, dos días después de estas declaraciones, la administración Trump declaró estar dispuesta a incrementar a 100 mil millones la cantidad de aranceles destinada a las importaciones chinas. Lo anterior, en respuesta a la acción de China de igualar su anterior propuesta de 50 mil millones de tarifas. Estas amenazas, han orillado a China a abogar en favor del libre mercado y la globalización, hecho que algunas décadas atrás hubiera sido impensable. Sin embargo, todas estas propuestas no han sido implementadas. Es decir, Washington puede únicamente estar preparando una posición de negociación necesaria para el futuro de las relaciones sino-estadounidenses. Aunque, las acciones de ambos países han demostrado ser el inicio de una posible guerra comercial, a pesar de que para ambos países, la mejor manera de resolver el conflicto sería por medio de la negociación y cooperación multilateral.

En caso de una guerra comercial entre China y Estados Unidos, la posición china sería agresiva tomando en cuenta la rivalidad económica y política que permea las relaciones entre ambos países. Además, muchos analistas afirman que, de llevarse a cabo esta guerra, el presidente Trump se enfrenta al posible contragolpe de Wall Street y el sector empresarial. Además, es importante tomar en cuenta, dentro de la situación estadounidense, el factor de la fragmentación interna, tanto gubernamental como en la sociedad civil, que las propuestas y declaraciones agresivas de Donald Trump han generado.

Los juegos de poder que han derivado de estas tácticas de la administración Trump han demostrado ser una manera de balancear las crecientes olas nacionalistas en distintos países, intentando mantener las premisas básicas de la economía de libre mercado. Aunque, los hechos son claros, el consenso global hacia el libre comercio se está empezando a dejar de lado, abriendo paso así hacia el proteccionismo.