29 de Marzo de 2024

La mujer en la política

Por Ricardo Homs

Hablar de la mujer en el rol de madre, significa destacar sus atributos más preciados: compromiso y protección. Para proteger a los suyos, una mujer arriesga todo, incluso su propia vida.

La fortaleza emocional y de carácter de la mujer nadie la pone en duda cuando la relaciona con la maternidad. Sin embargo, este mundo machista está dominado por los estereotipos y prejuicios sobre su supuesta debilidad.

En el mundo animal, por ejemplo, la leona es quien con todo compromiso protege a sus cachorros y les procura alimento saliendo a cazar, mientras el león, denominado “rey de la selva” dormita bajo la sombra de un árbol.

¿En México quienes están enfrentando a la adversidad, a las autoridades corruptas o negligentes y a los criminales?. Son las madres que salen a buscar a sus hijos, arriesgando su propia vida y no descansan hasta encontrarlos, aunque sea desintegrados en una fosa ilegal. Esa es la fortaleza de la mujer.

¿Cuál es la realidad cotidiana de la mujer en la política?... marginación. En México fue hasta 1955 cuando las mujeres lograron el derecho al voto en las elecciones, lo que quiere decir que no se le reconocían derechos políticos, mientras otros países latinoamericanos nos ganaron. Ecuador en 1929, Brasil en 1932, El Salvador en 1939, República Dominicana en 1942, Argentina en 1946 y después nuestro país.

No es de extrañar que la política mexicana sea machista y tenga un doble discurso: la equidad de género, pero siempre tratando de manipular, como cuando “Las Juanitas de San Lázaro”, o sea ocho candidatas que en la elección del 2009 ganaron la elección a un cargo legislativo en el Congreso, más sin embargo, renunciaron a su cargo para ceder su lugar a su suplente varón, en una burda maniobra electorera para que sus partidos cumplieran con su compromiso de cuota de género, que no resultó más que un engaño al electorado y una ofensa a la dignidad de las mexicanas. Ocho mujeres que se prestaron a esta maniobra indigna.

La política mexicana tiene un sello masculino y para participar este valor sobreentendido ha sido determinante.

¿Qué pasaría si las mujeres que participan en la política decidiesen guiarse de forma auténtica por su propia intuición y valores?

Seguramente este sería el cambio más radical y auténtico que podría darse en el país.

Si hacemos un ejercicio de contrastes, diríamos que mientras el hombre ejerce su liderazgo sustentado en “la fuerza bruta”, la mujer lo hace a partir de su “fortaleza emocional”.

El hombre ejerce “poder” y la mujer “autoridad”. El poder se basa en la imposición y la autoridad en la persuasión.

El hombre toma decisiones a partir de la “razón” y la mujer por “la intuición”.

El hombre actúa y opera a través de la “negociación” y la mujer a partir de “los principios”.

Como condicionamiento social el niño varón desde pequeño es inducido a aprender a negociar, para poder sobrevivir en un mundo desequilibrado donde quien tiene capacidad de imponerse, va a tratar de abusar. En cambio la mujer se mantiene por lo general fiel a sus “principios” y por ello lleva el rol de la formación y educación de sus hijos.

El hombre, preparado desde la infancia para ser “proveedor”, aprende a actuar siempre buscando beneficios. En cambio, la mujer lleva en su naturaleza el instinto de brindar “protección”.

¿Qué sucedería si estos atributos propios de la naturaleza femenina permearan del hogar a la sociedad a través de la política? Seguramente viviríamos en un mundo mejor, más justo y equilibrado.

No se puede generalizar de modo absoluta pues los humanos somos heterogéneos. Sin embargo, sí podríamos decir que esta sería una tendencia social consistente.

En el futuro el cambio entendido como una evolución social seguramente puede provenir de las mujeres.

Sin embargo, para lograr que las mujeres cambien la política y le den un rostro humano, sensible a las necesidades de la gente vulnerable, necesitamos que ellas mismas se lo crean y se apoyen mutuamente. Necesitamos alcaldesas, legisladoras, gobernadoras y seguramente presidentas de la república. Mujeres independientes que no necesiten de tener un hombre a sus espaldas y que dejen fluir el gran capital político que puede representar su feminidad.

México necesita de sus mujeres y quizá en esta fecha tan significativa como es el 10 de mayo, reconozcámosles la riqueza social que ellas representan. El futuro es de las mujeres.

¿Usted cómo lo ve?