28 de Marzo de 2024

¡Claro, Mucho más que claro!

Por Francisco Martín Moreno

¡Claro que Arnold Toynbee tenía razón cuando sostenía en su obra maestra Estudio de la Historia, que la civilización caerá, no porque sea inevitable, sino porque las élites gobernantes no responden adecuadamente a las circunstancias cambiantes o sólo atienden a sus intereses propios! ¡Claro que el término populista es tan sólo una forma más de insistir en que las democracias liberales se están convirtiendo en masas privadas de su espíritu democrático, porque el populismo viene de la mano con la intolerancia, el camino a la autocracia¡ Los seres humanos somos tan irracionales como racionales, y el populismo, como afirma Rob Riemen, es el cultivo político de nuestros peores sentimientos irracionales: el resentimiento, el odio, el coraje y el miedo, sentimientos que un tercero explota en claro perjuicio de quienes son poseídos por emociones apartadas de toda razón, según lo demuestra la historia y la realidad. ¡Claro que a pesar del evidente progreso científico y tecnológico y del acceso mundial a la información, la fuerza dominante de nuestra sociedad es la estupidez organizada! ¿Morena no es la estupidez organizada porque explota las emociones descontroladas carentes de información veraz? ¡Claro que la valentía es un rasgo raro en el mundo intelectual y académico! ¡Claro también, como alegaba Spinoza: la libertad es la capacidad de emanciparse de la estupidez, el miedo, el deseo y la fuerza para usar el poder de la razón para vivir en la verdad…!

¡Claro que millones de electores de México y del mundo prefieren adherirse a la política del avestruz al negar la existencia de un problema! En lugar de analizarlo y tratar de resolverlo, votan por el caos para escapar de la realidad que tarde o temprano tendrán que enfrentar! Y ¡claro, otra vez claro, nos volveremos a tropezar una y mil veces con la misma piedra! Quien permanece esclavo de sus deseos, emociones, impulsos, temores, prejuicios, ignora cómo usar su intelecto y jamás podrá ser libre. Entenderá cuando ya sea demasiado tarde las consecuencias de tomar decisiones irracionales.

¡Claro que el hombre masa siempre estará en lo correcto y no necesitará justificaciones! Que el pueblo confirme, sin entender, lo que ya decidió el tirano en perjuicio del propio pueblo! Sin ninguna práctica en el lenguaje de la razón y sin ningún deseo de aprender, el pueblo harto y enceguecido, sólo conoce un idioma, el de la venganza, aunque ello implique picarse un ojo. Votar a favor de AMLO equivale a dispararse un tiro en el paladar, pero venga el tiro, nada es peor que el infierno en que se vive sin imaginar el verdadero averno. ¡Claro que el hombre masa no piensa, deambula sin dirección por la vida! Carente de toda guía racional, se aferra al cuerpo de la masa que lo ha conducido a lo largo de la vida, como una estampida de ganado que enloquecida se dirige a un despeñadero azuzada por los disparos al aire del cuatrero y por lo feroces ladridos de los perros.

¡Claro que Nietzsche tenía toda la razón cuando sostenía que las personas resentidas en el fondo son débiles y tienen miedo a la libertad, de ahí que millones de mexicanos tengan nostalgia por la dictadura porfirista, por la mano dura apartada de la legalidad, y sueñen con un padre protector como AMLO, otro desastre que acabaría en una nueva revolución por seguir a un líder carismático dotado de una capacidad “sobre natural” para mentir! ¡Claro que la política, sobre todo en un país de reprobrados, como lo es México, se convierte, como lo dijo Menno Braak, “en materia para los agitadores, cuya única motivación, que no distinguen los fanáticos, es el poder y su eterna preservación.” Se trata, según, Braak, de estimular la agresión y el enojo social. El líder carece de ideas propias y no busca resolver los problemas sociales, pues la injusticia es imprescindible para mantener e incrementar la atmósfera de odio y vilipendio. ¿Suena familiar? AMLO saca sus ideas del bote la basura del populismo que nos condujo al desastre durante los catastróficos años de la “Docena Trágica”. Se trata de buscar un chivo expiatorio para culparlo de todo. Castro responsabilizó del desastre cubano al “imperialismo yanqui” y AMLO a la “mafia del poder”, a la cual también ya prometió amnistiar, sólo en corto, en ciertos medios, no ante las masas, al llegar al poder. ¡Claro que el nacionalismo es una doctrina del resentimiento, como lo fue el nacional socialismo de Hitler…!

Cuando la pandilla de fracasados populistas gracias a la supuesta rebelión de las masas llegue al poder, si llega, no habrá donde esconderse cuando accedan a la Presidencia.

¡Claro que el populismo está enraizado en el culto al resentimiento, en la impotencia y en la decepción que dominan a México! El populismo no tiene ideas ni profundidad. Se trata de una revolución emocional que concluirá en un baño de sangre, como aconteció en Cuba y en Venezuela.

Una parte importante del éxito de AMLO se debe a la cobardía y a la perfidia de ciertas élites sociales y periodísticas, entre ellas, de empresarios traidores que se acercan a él en busca de canonjías para incrementar su fortuna. Los populistas, como AMLO, con su lenguaje verborreico, llegan al poder sin ideas o con ideas insufladas en el odio, en el resentimiento y en la peor forma de mezquindad.

¡Claro que si el populismo vuelve a entronizarse en México, lo hará en nombre de las terribles carencias existentes en la nación solo para multiplicarlas exponencialmente con todas su conocidas consecuencias…! ¡Claro, mucho más que claro…!