20 de Abril de 2024

Ruben Pabello Rojas

La reciente Reforma a la Ley electoral, obliga a los partidos políticos a acreditar el 3% de la votación en que participen, ello modifica la forma de concretar las alianzas entre los mismos, pues el instituto político que no acredite ese porcentaje automáticamente perderá su registro.

Por lo tanto, los partidos chicos, también conocidos como “la morralla”, han tenido que cambiar sus estrategias y ahora si ponerse a trabajar para conservar, más que otra cosa, un modus vivendi que les permita seguir medrando, mediante las prerrogativas legales, de dineros públicos cuyo gasto no siempre está justificado. Todo sea en aras de una democracia simulada hasta esos extremos.

Viene el comentario al caso por las recientes declaraciones de Dante Delgado, “líder moral”, sobre todo “moral” de Convergencia, ahora partido rebautizado como Movimiento Ciudadano en condiciones francamente convenencieras y que no le produjeron mayores beneficios, lo que confirma que no es cuestión de denominación, sino de otra cosa.

 

El poderoso líder, sin el menor rubor, pontifica y se define como perfectamente convencido de que el nuevo polo progresista, que la fuerza que México necesita, no pasa necesariamente por una suma de partidos, sino por una suma de liderazgos y talentos ciudadanos; todo en el marco del foro “Reto 2015”, dentro de la Segunda Convención Nacional Democrática de su partido.

Acompañaron, al muy reconocido líder nacional, Dante Delgado, en este magno acontecimiento de suprema importancia para la democracia mexicana, a partir del cual ahora sí, en serio, ¿en serio?, México encontrará su deseado luminoso destino, los políticos: María Elena Orantes, Enrique Alfaro Ramírez, Marcelo Ebrard, Leonel Cota Montaño y el Profesor Rafael Ochoa; los coordinadores de las comisiones operativas estatales, así como los Delegados a la Segunda Convención Nacional Democrática.

En su oportunidad, Marcelo Ebrard, invitado venturero, afirmó que la vocación de Movimiento Ciudadano es ser la oposición en México, y no necesita competir contra otras fuerzas oscurantistas.  Lo debe hacer por los ciudadanos libres que no tienen representación, es ser la voz progresista del país.

En torno a su ausente contenido ideológico, deben estar sorprendidos de sus alcances los grandes teóricos, analistas y estudiosos de la ciencia política; afirma contundente que el ciudadano necesita quien le represente como oposición y que justo en esta posición histórica el PRD decidió convertirse en coaligado del Gobierno Federal. Continúa diciendo que es un error estratégico mayor subirse a un barco que no es suyo, con el que no coincide ideológicamente y que además es un fracaso porque compartirá la suerte de aquéllos a quienes acompañó. Se advierte que, Ebrard, ayuno y urgido de reflectores, se acerca a cualquier acto político, por mínimo que sea, con el fin de ser visto y no olvidado.

Ebrard aclaró que está en el PRD pero reiteró que urge cambiarlo. Aludió a Ing. Cárdenas cuando aseguró que  es inminente la ruptura en el PRD, pues la actual dirigencia rompió con los votantes de la izquierda. ¿Entonces, con quien está Ebrard? Preguntaban los asistentes, extrañados.

En su turno, Enrique Alfaro, dijo que Movimiento Ciudadano es el movimiento que México necesita, agregó que en su experiencia en el estado que representa han logrado convertirse en una verdadera oposición, en un escenario en el que la oposición brilla por su ausencia. Descubre iluminado que hay un espacio vacío que este movimiento puede ocupar,” no tenemos una gran figura nacional” pero asegura tener miles de liderazgos locales.

Finalmente, Dante Delgado, en su calidad de Coordinador Nacional, convencido unilateralmente de la extraordinaria fortaleza que tiene su organización, no se paro en pintas para proclamar que en Movimiento Ciudadano no se piensa en alianzas ni coaliciones, pues sigue un camino en el que sean los ciudadanos quienes tomen las decisiones y construyan el país que se necesita.

 De este modo, la muy estudiada estrategia es salir a las calles, a convencer a los ciudadanos, a competir y ganar elecciones con hombres y mujeres libres. Es tiempo de que se entienda, dice, que este movimiento es de los ciudadanos. Después de tan magno acontecimiento político de relieves extraordinarios, nada quedó por expresar, todo estaba dicho  sin el menor asomo de rubor ni crítica. Dueños del conocimiento a fondo del país y el talento político, según ellos, se reunieron en este singular acto, para ofrecer a los mexicanos el camino directo hacia su cambio reivindicatorio por medio del más puro ejercicio democrático.

 Lo que el pueblo piensa y la nación necesita, según el sentir del electorado, no es sólo una salida engañosa y politiquera, como esta, no, ¡no! es suficiente.

 

Y  cambiando totalmente de tema; parece que a lo de los dos años, todavía “se le mueve una patita”.