28 de Marzo de 2024

Karime Macías Tubilla

Tenemos un pequeño proyecto en casa estas vacaciones, he comprado un rompecabezas de quinientas cincuenta piezas lo suficientemente complicado para hacerle honor al nombre. La escena es una pequeña y divertida función de ópera con una loca orquesta sinfónica. ¡Muy parecida a la vida real!

Me ha sorprendido ver el entusiasmo de mis hijos mayores y de mis primos cada vez que colocan una pieza, pues lanzan fanfarrias colectivas y se congratulan unos a otros. El ritual es justo, ya que aunque cada pieza es diminuta, una vez colocada resuelve en mucho el panorama, y la sensación de ir avanzando es muy satisfactoria.

 

Me hace pensar en los niños que son adoptados, el proceso de selección es meticuloso hasta encontrar a los padres idóneos. La decisión se toma en un Consejo Estatal en donde se analiza punto por punto que se cumplan los requisitos que marca la Ley. También hay períodos de convivencia entre los padres adoptantes y el menor para que la piececita encaje perfectamente en su nueva familia. Y así, poco a poco, caso por caso, se va armando un rompecabezas, en donde cada niño adoptado es una pieza que armoniza perfectamente a la familia. El rompecabezas que se llama Veracruz se ve ennoblecido con estas acciones.

En lo personal, los momentos más emotivos del sexenio han sido cuando veo a los niños salir de la casa hogar tomados de la mano de sus padres adoptivos, caminando hacia su nueva vida.

La semana pasada cuatro niños fueron dados en adopción para hacer un total de 114 en lo que va del sexenio, de los cuales tres son niños con algún tipo de discapacidad y 17 han sido entregados en núcleos de hermanos (4 grupos de 2 hermanos y 3 grupos de 3 hermanos que permanecerán juntos).

 

Cada adopción lograda es una historia de éxito y de amor incondicional, son niños que tendrán un hogar, una oportunidad de estudiar, personas amorosas que estén pendientes de su alimentación y que los cuiden cuando estén enfermos. Y tal vez muchos de ellos tengan durante las vacaciones un rompecabezas que armar con una familia que cante fanfarrias cada vez que logren colocar una de las piezas.