26 de Abril de 2024

Padres sobreprotectores

Los niños necesitan que sus padres los protejan, los cuiden y estén pendientes de ellos, pero cuando esta protección es excesiva, pueden estar creándoles problemas que acaben arrastrando hasta la edad adulta.

Los padres y madres sobreprotectores impiden a sus hijos realizar muchas actividades por miedo a que les pase algo. Así, no les dejan quedarse a dormir en casa de un amigo, ir de acampada y tratan de evitar a toda costa que hagan cualquier cosa que les de miedo, les resulte frustrante o incómodo, o no sepan hacer.

 

Se trata de personas que suelen conceder demasiados caprichos a sus hijos para no causarles malestar, toman decisiones que los niños deberían tomar ya por sí solos, por tener edad suficiente, y no les exigen ninguna obligación o responsabilidad, como ordenar su habitación o hacer ciertas tareas del hogar. Tampoco es raro que no ejerzan la disciplina suficiente con sus hijos cuando se portan mal, pasando por alto sus malos comportamientos o excusándolos.

Aunque lo hacen para evitar que el niño o niña lo pase mal, también le están impidiendo que aprenda a afrontar lo que teme, a tolerar la frustración, a ser responsable de sus errores y de su mal comportamiento, o hacer cosas por sí mismos.

Las consecuencias negativas de la sobreprotección

Muchos de estos niños pueden crecer pensando que los demás están ahí para servirles, se vuelven irritables y agresivos si no obtienen lo que quieren en el mismo momento, no son capaces de reconocer sus errores, son más inmaduros, tienen problemas para relacionarse con los demás y se sentirán con frecuencia insatisfechos, descontentos, irritables y aburridos. No han aprendido a ser responsables de su propio bienestar, sus emociones y sus actos, porque siempre ha habido alguien ahí para hacerles sentir bien, solucionarles sus problemas y darles lo que pidan. Pueden sentirse inseguros cuando no tienen a sus padres cerca, porque se han vuelto dependientes de ellos.

Cuando los niños se sienten frustrados, temen hacer algo, están aburridos o experimentan alguna emoción negativa, van aprendiendo por sí mismos a afrontar estas situaciones. Y esto les ayuda a madurar, a ser autosuficientes, a regular sus propias emociones y a no depender de los demás para sentirse bien. La sobreprotección les impide aprender todo esto. Por supuesto, los padres deben estar ahí para protegerlos cuando sea necesario, pero no es lo mismo proteger o cuidar de los hijos que sobreprotegerlos.

La sobreprotección, sobre todo cuando va acompañada de poco afecto por parte de los padres, puede estar asociada, en los adultos, a problemas de ansiedad, depresión y obsesiones.