27 de Abril de 2024

Manuel Rodríguez Lozano: la dramática historia del muralista discriminado por ser gay y encarcelado por un crimen que no cometió

La puesta en escena protagonizada por Leonardo Mackey nos lleva al momento en que fue encerrado en Lecumberri de manera injustificada acusado de robo de arte

AGENCIA

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Una crítica feroz contra Diego Rivera y la discriminación vivida por Manuel Rodríguez Lozano son relatadas en la dura puesta en escena "Solo en el desierto" protagonizada por Leonardo Mackey y dirigida por Vicente Ferrer; en 75 minutos los asistentes a El Círculo Teatral pueden conocer los apasionantes detalles de la vida íntima del pintor quien entre dramáticas muertes y amoríos hizo frente a las críticas al reconocer abiertamente que era homosexual en una época de restricciones y prejuicios.

La obra se centra en la detención de Rodríguez Lozano y su estancia en Lecumberri luego de ser acusado del robo de grabados de Durero y Remi en 1941; en su paso por "El Palacio Negro" el artista oriundo de la Ciudad de México hace un viaje a su pasado para traer al presente los recuerdos más significativos de su vida destacando su matrimonio con Carmen Mondragón, su aceptación y reconocimiento como gay, su rechazo al nacionalismo y su apasionante amor con el joven pintor Abraham Ángel. 

Las sombras del pasado llegan a la memoria del pintor, quien destacó por su técnica y talento, pero quien se negó a sumarse a las filas del oficialismo y nacionalismo impulsado por José Vasconcelos y que dio paso al muralismo, corriente en la que brillaron Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros, pero que Rodríguez Lozano despreció para retratar la realidad del México postrevolucionario sumido en la pobreza y sufrimiento, situación que plasmó en la obra "La Piedad en el desierto".

“Esta Piedad, en su honda melancolía y resignación, en su contenida angustia, es una Piedad muy mexicana”, diría el crítico de arte Paul Westheim con motivo de la exposición Manuel Rodríguez Lozano. Pensamiento y pintura, 1922 –1958. En esa exhibición quedó claro que se propuso hacer un arte que no fuera “tributario” sino “real, formalmente mexicano”, situación destacada en la puesta en escena. 

El descubrimiento del verdadero ser 

La puesta en escena refleja la vida y obra de Rodríguez Lozano que son un cruce de destinos, de escuelas, tendencias artísticas, de infortunios y transgresiones marcadas por personajes con quienes intercambió ideas como Pablo Picasso, Georges Braque, Henri Matisse, Carmen Mondragón y Antonieta Rivas Mercado quien se convirtió en su mecenas y amiga íntima. 

Realizó pintura de caballete, murales y escenografías al tiempo que vivía apasionantes amores. Se casó con Carmen Mondragón cuando apenas tenía 20 años y ella 19, se mudaron a París, Francia al iniciar la Revolución y fue en Europa donde Lozano descubrió su verdadera identidad, pues se dio cuenta que sus preferencias sexuales eran por hombres, por lo que su matrimonio con Carmen Mondragón llegó a su fin entre discusiones y la muerte de su hijo de meses de edad. 

En la obra teatral se refleja el dolor de Rodríguez Lozano al perder a su hijo, pues era el único y deja claro que sospechó que la muerte no fue casualidad sino a mano de Carmen quien despechada al conocer las preferencias de su esposo decidió arrebatar la vida al bebé, pues dicen que tenía arrebatos de ira. 

Abraham Ángel y una traición que terminó en suicidio

Durante su estancia en Europa, Manuel tuvo varios encuentros con hombres todos fugaces, no fue hasta su regreso a México que se enamoró. Tras su divorcio de Carmen decidió instalarse en Bucareli donde puso su taller y fungió como maestro, su alumno más destacado era Abraham Ángel con quien inició un tórrido romance. Vivieron juntos durante varios meses, incluso el joven pintor lo cuidó cuando Lozano enfermó de neumonía. 

Debido a la época no podían gritar su amor abiertamente por lo que fueron muy discretos, hasta que Manuel Rodríguez asumió un cargo en la Universidad Nacional que los llevó al distanciamiento; su relación se tornó violenta, llena de celos, reclamos e inseguridades por parte de Ángel quien veía en su maestro y amante toda su vida. Al irse distanciando apareció un tercer personaje en su vida, se trataba de Julio Castellanos. 

En un arranque de ira y celos Abraham Ángel toma una jeringa y se inyecta cocaína, sustancia a la que ya se había hecho adicto, y muere por una sobredosis letal. La puesta en escena narra que el cuerpo del joven de apenas 19 años fue hallado por Rodríguez Lozano, pero la historia tiene versiones que dicen fue el ama de llaves quien se percató del suicidio. En su reflexión desde Lecumberri el muralista reconoce que no supo valorar el amor que le profesaba. 

Su vida siguió y Lozano se vinculó de manera íntima con Antonieta Rivas Mercado quien se convirtió en su mecenas y principal impulsora de su arte quien se suicidó arrojándose de la Catedral de Notre Dame en París, al ser rechazada por el pintor. De este modo la muerte y el duelo se convirtieron en una constante en la vida de Manuel Rodríguez Lozano. 

"Solo en el desierto" se puede apreciar el próximo 30 de agosto en El Círculo Teatral, Veracruz 107, colonia Condesa a las 20:30 horas.