23 de Noviembre de 2024

"Mejor que ficción"

  • Una antología de crónica que se volvió canónica sin proponérselo

AGENCIA

ESPAÑA

Cuando hace diez años Jorge Carrión (Tarragona, España, 1976) publicó la primera versión de la antología “Mejor que ficción. Crónicas ejemplares” jamás pensó en proponer un libro canónico.

“La verdad es que fue sorpresa, desde su publicación se convirtió en un libro de consulta, en un manual, tanto el prólogo como los textos, pero mi idea es anticanónica, aunque evidentemente incluye autores que merecen ser leídos, que son importantes, algunos totalmente indiscutibles”, dice.

En las páginas del libro, aparecido inicialmente bajo el sello Anagrama, se pudieron leer autores fundamentales del género periodístico, convertidos ahora en clásicos, como Leila Guerriero, Martín Caparrós o Juan Villoro.

Pero una década después, Carrión se percató que su antología merecía ser revitalizada: “Me di cuenta de que el libro no incluía suficientes escritoras y también que era necesario que tuviera una segunda vida con una editorial con sede latinoamericana, particularmente en México, que es una potencia en la crónica, era de justicia”.

Así, el escritor español entrega una segunda edición de “Mejor que ficción. Crónicas ejemplares”, está vez con el sello Almadía y en una versión aumentada con cinco nuevas crónicas y con un nuevo prólogo, que también amenaza con volverse canónico sin proponérselo. 

La edición agrega, además, en su parte final, un diccionario de cronistas hispanoamericanos, “justamente como una invitación a seguir leyendo, hay ahí un montón, decenas, de otros libros, de autores, para que cada lector cree su propio canon”.

Resumiendo, para el antologador, una buena crónica periodística debe contener al menos tres elementos: “Hay muchos, por supuesto, pero el más importante es la combinación de una mirada y de un estilo, ambos absolutamente personales. 

Yo, en los últimos tiempos en mis lecturas, también busco la diferencia, hay un exceso de crónica sobre la violencia, sobre la marginalidad, obviamente hay que contar esos mundos, sin duda, pero también se puede contar el mundo de la cultura, de la riqueza y otros mundos que no están tan explorados.

De tal manera que si tuviera que resumir mucho en tres elementos sería: la mirada, el estilo y la diferencia”.

La gran paradoja del periodismo latinoamericano

Si bien, afirma Carrión, la crónica o el periodismo narrativo ha acompañado el surgimiento y la historia de la literatura moderna en español, en los últimos años también le ha dado mucho vigor.

“No ha habido ninguna década en que no se hayan escrito muy buenas crónicas, desde José Martí y Rubén Darío, pasando por Josep Pla y Roberto Arlt, Gabriel García Márquez o Carlos Monsiváis, Elena Poniatowska y tantos otros, hay excelentes libros de crónicas que recorren desde el último siglo y medio”.

“Lo que ha ocurrido en los últimos tiempos es que se ha hecho muy visible la marca crónica, la especificidad de la crónica y libros que se publicaban como novelas, pienso en Tomás Eloy Martínez, o que se publicaban como historia oral, pienso en la propia Poniatowska, en Caparrós, o en Svetlana Alexievich, ahora son leídos y tratados con una consideración especial, pero yo creo que la crónica ha traído mucho vigor en toda la historia contemporánea de la literatura en español”, considera.

La excelencia de los textos reunidos por Carrión apunta además hacía la gran paradoja del periodismo latinoamericano, que se ufana de su excelente pluma narrativa a la hora de cronicar, pero que sigue reclamando un periodismo noticioso con más rigor, profundidad y calidad. “Es el gran problema actual”, opina, “la crónica se ha convertido en un espacio de resistencia de la excelencia del periodismo en alianza con la literatura”.

“Extrañamente y lamentablemente, la mayoría de los mejores cronistas se dedican a escribir columnas y entonces tienen libertad de estilo y de tema; y el periodismo más de redacción, cada vez tiene más urgencias, es más explotado, es más precario como profesión, está más amenazado, en países como México, como El Salvador o Nicaragua, y además se ha contagiado del estilo y del ritmo de las redes sociales, de la posverdad, del sensacionalismo, de modo que ahí es donde está la gran amenaza”, señala.

En el meollo del asunto, sin embargo, Carrión encuentra posibilidades de acercar la calidad de la crónica con la del periodismo diario: “Es posible acercarla con formación sólida y también con generosidad y apoyo de las direcciones de las revistas, de los diarios, lamentablemente es un oficio por lo general mal pagado y el riesgo es que muchos caen, caemos, en la sobre auto explotación.

La exigencia de calidad hace que trabajemos muchísimo los textos, pero el sueldo que se recibe no está a la altura de la dedicación”.

“Hay que encontrar el modo de pagar bien y dignamente el trabajo, y ahí los medios de comunicación tienen que tratar de encontrar un sistema viable de pagar dignamente a los que sostienen todo el engranaje, los diarios se han convertido en plataformas audiovisuales, pero todo el sistema se basa en la existencia de noticias, si no hay noticias no hay el resto de contenidos, de tal manera que habría que encontrar la manera de dignificar con un sueldo razonable a quienes están en la base de todo el sistema”, concluye.