23 de Noviembre de 2024

Síntomas prodrómicos de la esquizofrenia

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La esquizofrenia es uno de los problemas de salud mental más invalidantes de entre todos los que actualmente se reconocen. Su curso crónico está marcado por un notable declive de la calidad de vida, tanto de quien la padece como de su entorno.

Como trastorno, y debido al halo de misterio que envuelve a su expresión clínica, ha sido objeto de muchas obras audiovisuales en las que se han sobredimensionado algunas de sus facetas mientras que otras apenas han tenido representación.

La fase inicial del mismo, por ejemplo, tiende a pasar inadvertida incluso para la enorme mayoría de pacientes y familias. Es en este momento cuando se manifiestan los síntomas prodrómicos de la esquizofrenia, los cuales serán el núcleo de este texto.

No obstante, en primer lugar ahondaremos en una somera descripción de los síntomas característicos de la enfermedad cuando ya se ha instaurado completamente.

Qué es la esquizofrenia

La esquizofrenia es un trastorno incluido en la categoría general de los cuadros psicóticos. Pueden distinguirse dos grandes grupos de síntomas que le son propios: los positivos y los negativos.

Esta tipología básica, planteada originalmente por Crow, se ha mantenido como una clasificación válida desde hace décadas por su sencillez. A grandes rasgos, los síntomas positivos describen un "exceso" y los negativos un "déficit" en la manifestación de la enfermedad.

Los síntomas positivos

Los síntomas positivos de la esquizofrenia son las alucinaciones y los delirios. Las primeras describen experiencias perceptivas anómalas que pueden comprometer cualquier modalidad sensorial, y los segundos constituyen un conjunto más o menos articulado de ideas que la persona esgrime para explicar su realidad (a pesar de que carecen de un sustrato objetivo suficiente). A menudo se atribuye una férrea credibilidad tanto a unos como a otros, siendo resistentes a toda evidencia que pueda contrariarlos.

Las alucinaciones más comunes son las auditivas, expresadas como voces humanas que aluden de forma directa al paciente o que interactúan entre ellas en una conversación en la que este mismo es el asunto principal. El contenido del mensaje suele ser congruente con el estado de ánimo de quien lo recibe. Las percepciones alucinatorias visuales o táctiles las seguirían en orden de frecuencia.

Los delirios implican un cúmulo de ideas a través de las cuales la persona intenta dotar de significado a sus experiencias perceptivas anormales, y cuyo contenido puede ser más o menos creíble (como sería el caso de los delirios de persecución que tienen lugar en la esquizofrenia paranoide) o resultar absurdo y extraño para el entorno cultural (contacto con seres de otras dimensiones, reencarnaciones variopintas, capacidades sobrehumanas, etc.).

También suele apreciarse con frecuencia un lenguaje desorganizado o carente de sentido. La expresión verbal parece estar afectada por fórmulas sintácticas sin un orden gramatical aparente y por la formación de neologismos (palabras inventadas), así como por frases sin conexión lógica o por un discurso que tiende hacia el descarrilamiento. Todo ello sugiere la presencia subyacente de alteraciones formales del pensamiento.

Los síntomas negativos

Los síntomas negativos son los grandes desconocidos para la mayoría de la gente, pese a que contribuyen de un modo decisivo a la discapacidad de quien padece esta condición. Además, son expresiones clínicas resistentes al tratamiento farmacológico habitual (antipsicóticos que actúan como antagonistas de la dopamina sobre las cuatro vías cerebrales en las que está implicado este neurotransmisor).

Los síntomas negativos son los siguientes: apatía (declive motivacional o desinterés), abulia (pérdida de voluntad por implicarse en las actividades de la vida diaria), alogia (empobrecimiento del pensamiento y del lenguaje) y anhedonia (dificultad para experimentar placer ante situaciones que anteriormente lo proporcionaban). Además, pueden coexistir alteraciones en procesos cognitivos claves para el desarrollo (memoria, atención, cognición social, etc.).

Es importante destacar, asimismo, que es frecuente la presencia de otros problemas de salud mental a medida que progresa el tiempo de convivencia con la esquizofrenia. Los más comunes son la depresión mayor y algunos trastornos de ansiedad, así como la presencia de ideación suicida. Cabe señalar que, en oposición a la creencia popular, las personas con esquizofrenia no son más violentas ni peligrosas que la población en general.

En lo sucesivo ahondaremos en los síntomas iniciales de la esquizofrenia, esto es, lo que en terminología especializada se conoce como expresión prodrómica.

¿Por qué los síntomas prodrómicos son importantes?

El conocimiento de los síntomas prodrómicos de la esquizofrenia, pese a que pasan inadvertidos con mucha frecuencia, es de importancia capital. Esto es así porque no solo concurren en los meses previos al desarrollo del cuadro completo, sino que también pueden servir como indicadores de la aparición inminente de un episodio agudo en personas que ya han recibido el diagnóstico. Así pues, su identificación permite anticipar las medidas profilácticas y terapéuticas oportunas.

No obstante, es importante señalar que la presencia de estos síntomas no implica de forma necesaria que vaya a desarrollarse el trastorno en el futuro, pues esto sucede solo en el 20% o 40% del total de casos. Se trata de una señal de alarma de la que es clave ser conscientes, para poner en marcha todos los dispositivos asistenciales que puedan resultar oportunos.