A diferencia de muchos ejemplares, hay plantas que no se ven afectadas por el cambio de estación ni de temperatura, tal es el caso del ciclamen.
Agencias.-
Con la llegada del mes de septiembre, el cambio de estación es inminente y muchas plantas recientes las bajas temperaturas que se empiezan a asomar e incluso a secar, pues la llegada del otoño puede ser fatal para ellas, si es que no se toman las debidas precauciones, más si no somos expertos en la jardinería.
La reducción de la luz solar y el descenso de las temperaturas marcan el inicio de una etapa crucial para la mayoría de las especies vegetales. Las hojas cambian de color, mostrando una paleta de tonos cálidos como rojos, naranjas y amarillos, debido a la disminución de la clorofila y el aumento de otros pigmentos.
Pero, a diferencia de muchos ejemplares, hay plantas que no se ven afectadas por el cambio de estación ni de temperatura, tal es el caso del ciclamen, una planta ornamental muy apreciada por sus flores coloridas y su follaje atractivo, que incluso asemeja a las alas de una mariposa, además sus colores suelen ser en tonos vibrantes, lo que le da un toque elegancia.
El ciclamen es una planta ornamental destacada por su capacidad para prosperar en climas fríos. Originario de Europa Central, se adapta bien a temperaturas bajo cero y florece durante el invierno, añadiendo un toque vibrante a cualquier espacio. Aunque tolera la luz solar durante esta estación, prefiere ambientes frescos y moderados. Su riego debe ser moderado, aproximadamente una o dos veces por semana. Ideal para interiores durante los meses más fríos, el ciclamen combina resistencia y belleza en un solo paquete.
Su nombre científico del ciclamen es "cyclamen", y pertenece a la familia Primulaceae. Hay varias especies y cultivares, siendo "cyclamen persicum" una de las más comunes en jardinería. Las flores del ciclamen son distintivas y elegantes, con pétalos que suelen curvarse hacia atrás, lo que les da una apariencia de mariposa. Pueden ser de varios colores, incluyendo blanco, rosa, rojo, morado y a veces incluso mezclas de estos colores.
Las hojas del ciclamen son en forma de corazón o con forma de alas de mariposa y a menudo presentan un patrón variegado con tonos de verde y plateado. El follaje se mantiene decorativo incluso cuando la planta no está en flor.
¿Qué cuidados requiere el ciclamen?
El ciclamen es conocido por su notable resistencia al frío, destacándose como una de las plantas más adaptadas a bajas temperaturas. Ya que es originaria de Europa Central, donde los inviernos son rigurosos, el ciclamen está perfectamente habituado a climas gélidos y puede soportar temperaturas bajo cero incluso durante su temporada de floración.
Durante el invierno, el ciclamen tolera la exposición a la luz solar, aunque es crucial moderar el tiempo que recibe radiación directa. Las temperaturas extremadamente altas no son ideales para esta planta, por lo que es importante mantener un ambiente fresco. En cuanto al riego, el ciclamen requiere un suministro moderado de agua, con riegos aproximados de una o dos veces por semana.
Su capacidad para resistir el frío y adaptarse a condiciones variables lo convierte en una opción excelente para añadir color y vida a espacios interiores durante los meses más fríos del año.
El ciclamen prefiere lugares frescos y con luz indirecta. No tolera bien el calor extremo ni la luz solar directa. Necesita un suelo bien drenado y debe mantenerse húmedo, pero no encharcado. Durante el período de descanso, la planta puede perder sus hojas y dejar de florecer, pero esto es normal.