Lavarse la cara todos los días es una forma sencilla de realzar la piel del rostro, pero es importante hacerlo correctamente para que la piel no se reseque ni se inflame. Ya sea que tengas la piel propensa al acné, la tengas seca y delicada o estés en un punto intermedio de ambos tipos de piel, aprende a lavarte la cara con el método adecuado según tu tipo de piel.
Método 1
Lavarse la cara todos los días
1 Mójate la cara con agua tibia. Utilizar agua caliente o fría podría resultar abrasivo para tu piel, mientras que el agua tibia es moderada y no te causará irritación.
2 Aplícate el limpiador facial de tu preferencia. Utiliza una cantidad pequeña de limpiador que sea adecuado para tu tipo de piel. Aplícatelo en el rostro con movimientos circulares, asegurándote de que cada zona de tu cara quede cubierta con una cantidad muy pequeña del limpiador. Sigue masajeándote con movimientos circulares por treinta segundos o un minuto.
3 Exfóliate suavemente la piel. La exfoliación es el proceso en el que se frota suavemente la piel para eliminar la suciedad y las células muertas. Al exfoliarte cada pocos días, evitarás que tus poros se tapen y ayudarás a que la piel de tu rostro luzca fresca y radiante. Usa una crema exfoliante o un paño de limpieza para frotarte la piel con movimientos circulares, enfocándote en las áreas que tienden a estar secas o grasosas.
4 Enjuágate y sécate dando pequeños toques. Enjuágate la cara con agua tibia, asegurándote de quitar bien todos los restos de limpiador y exfoliante. Sécate el rostro dando suaves toques con una toalla. Trata de no frotarte la cara cuando te seques, ya que eso puede fomentar la aparición de arrugas e irritar la piel.
5 Aplícate un tónico facial para tener un aspecto liso y parejo. El uso del tónico facial es un paso opcional, pero sería una buena idea que lo hagas si deseas que tu piel luzca lisa y sin la apariencia de poros. Aplícate el tónico facial con una bola de algodón y céntrate en las zonas donde los poros estén más abiertos.
Método 2
Lavar la piel propensa al acné
1 Lávate la cara dos veces al día. Lavarse una vez en la mañana y una vez en la noche es una buena rutina para aquellas personas con piel propensa al acné. El lavado facial matutino refresca tu rostro y elimina las bacterias que hayan podido desarrollarse durante la noche, mientras que el lavado nocturno es importante para retirar el sudor, la suciedad y el maquillaje de la piel. Lavarse la cara más de dos veces al día podría resecar e irritar la piel.
2 Usa un limpiador formulado para la piel propensa al acné. Los limpiadores faciales normales de venta libre a menudo contienen ingredientes que empeoran el acné. Los químicos, el alcohol y los aceites pueden irritarte la piel o hacer que tus poros se tapen, lo que sería lo contrario a lo que deberías hacer si deseas eliminar el acné. Escoge un limpiador que sea diseñado específicamente para la piel propensa al acné.
3 No te restriegues la cara. Muchas personas con acné cometen el error de restregarse con fuerza la cara para tratar de destapar los poros. Este método produce pequeños desgarros en la piel que podrían inflamarse y crear peores problemas de acné. Cuando una persona tiene acné, es importante que manipule su piel con mucho cuidado. Exfóliate la cara muy ligeramente y nunca te restriegues bruscamente la piel.
4 Evita utilizar agua caliente. El agua caliente puede hacer que la piel del rostro se enrojezca y se inflame, así que sé precavida y utiliza agua más fresca cuando te laves. También debes evitar los baños faciales de vapor mientras tengas brotes de acné, ya que el calor puede empeorar el problema.
5 Sécate la cara dando suaves toques. Cuando tengas acné, es importante que no te restriegues la piel al secarte la cara con una toalla áspera. Compra una toalla facial suave y úsala para secarte la cara después del lavado.