- Se detecta cada vez con más frecuencia en personas de mayor edad
AGENCIAS
CIUDAD DE MÉXICO
La tosferina es una infección respiratoria aguda muy contagiosa causada por una bacteria llamada Bordetella pertussis.
La tosferina se ha considerado siempre una enfermedad predominantemente infantil, con una importante afectación de lactantes pequeños, quienes suelen presentar las mayores tasas de hospitalización, complicaciones graves y mortalidad. No obstante, se detecta cada vez con más frecuencia en personas de mayor edad.
¿Cómo se contagia?
La bacteria causante (B. pertussis) infecta solo al ser humano y penetra en el organismo por vía aérea a través de secreciones respiratorias. Su período de incubación habitual es de 7-10 días, pero puede llegar hasta 21 días. Su transmisión es máxima antes de la aparición de los primeros síntomas y hasta al menos 2 semanas después del inicio de la tos. A los 5 días de un tratamiento eficaz cesa la transmisión.
Desde hace décadas se dispone de vacunas efectivas para esta enfermedad, que se administra primero a las mujeres embarazadas para proteger al bebé, y, posteriormente, al propio niño durante su primer año de vida.
Síntomas
Se suelen reconocer tres fases dentro de esta infección, aunque a veces su curso puede ser menos típico; primera fase o fase catarral: es la más contagiosa, dura 1-2 semanas y es indistinguible de un catarro común; segunda fase o fase paroxística: aparecen los síntomas clásicos de la tosferina, accesos de tos bruscos y repetitivos que, con frecuencia, provocan vómitos y con un sonido peculiar al inspirar que se conoce como “gallo”.
Tercera fase o fase de convalecencia: los síntomas van remitiendo a lo largo de semanas o incluso meses, aunque pueden empeorar otra vez con nuevas infecciones respiratorias. Cabe destacar que la tosferina del niño vacunado tiende a ser más leve y más corta.
Tratamiento
Al ser una infección provocada por una bacteria, se requerirá de antibióticos para combatir la tosferina. Los más utilizados son azitromicina (en pautas de 5 días) y claritromicina (en pautas de 7 días).
La administración precoz (en fase catarral) de estos antibióticos puede reducir la intensidad y duración de la sintomatología, así como la contagiosidad. Por ello, en la mayoría de los casos, se iniciará el tratamiento ante la sospecha clínica de la enfermedad, si bien aún no se disponga de confirmación microbiológica. Una vez establecida la tos típica, el tratamiento tiene poco impacto sobre su evolución clínica, pero sí puede disminuir la transmisión de la bacteria.
¿Se puede prevenir?
Las medidas más efectivas en el control de esta enfermedad son el mantenimiento de una alta tasa de cobertura vacunal en niños, adolescentes y adultos, evitando además la exposición de los lactantes y otros sujetos con alto riesgo de contagio.
En concreto, existen tres medidas fundamentales para la prevención de la tosferina:
Vacunación: es la mejor medida preventiva para el control de esta enfermedad. En nuestro país, su administración se realiza a los 2, 4 y 11-12 meses de edad, con un refuerzo posterior a los 6 años y una dosis final en el adolescente (12-14 años). Como la vacunación no se inicia hasta los 2 meses de vida, la estrategia para proteger a esos lactantes, que son los que desarrollan las formas más graves de la enfermedad, es la vacunación sistemática frente a tosferina a todas las embarazadas entre la 28 y la 36 semana de gestación, que se ha iniciado en los últimos años. De esta manera, la madre genera anticuerpos contra la enfermedad que van a pasar al feto a través de la placenta y que le protegerán hasta que pueda vacunarse.