AGENCIAS
Luego de cinco años de trabajos de gabinete, el Sitio Arqueológico Zultépec-Tecoaque, en Tlaxcala, vuelve a ser explorado por arqueólogos del INAH, en la búsqueda de vestigios que permitan conocer cómo vivieron las 550 personas que formaban parte de la caravana de Hernán Cortés y que estaban cautivas antes de ser inmoladas por los indígenas.
En un comunicado del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), se destaca que en ese sitio, los indígenas acolhuas sacrificaron a las 550 personas que integraban una caravana que acompañaba al militar español Hernán Cortés en su camino a conquistar Tenochtitlan.
Como parte de los avances en la excavación que comenzó en agosto pasado y se prolongará hasta diciembre próximo, los arqueólogos Enrique Martínez Vargas y Ana María Jarquín Pacheco, responsables del Proyecto Arqueológico Zultépec-Tecoaque, destacaron el descubrimiento de áreas de cautiverio, donde se retuvo a los miembros de esa caravana, en las unidades habitacionales del sitio perteneciente al señorío de Texcoco.
Se trata, dijo Martínez Vargas, de cuartos encerrados, donde los indígenas mantuvieron a los europeos y sus acompañantes cautivos hasta la realización de las inmolaciones, donde algunos se colocaron en un tzompantli, con otros se elaboraron “huesos trofeo” para ser colocados en esos espacios habitacionales.
La finalidad de las inmolaciones, explica Enrique Martínez, fue pedir la protección de las deidades frente a la llegada de gente extraña. La distribución de los cuerpos remite a mitos mesoamericanos de origen, lo que habla de la angustia que debieron vivir al enfrentar al conquistador.
El sitio muestra que la Conquista no fue fácil. El episodio en Tecoaque habla de algo inédito en la historia de México porque no hay evidencias arqueológicas que revelen una resistencia.
Los estudios revelan la presencia de personas de diferentes razas, no sólo españoles: negros, zambos y mulatos, que con seguridad fueron traídos por Cortés desde Cuba, donde las razas ya se habían mezclado. Así como de mesoamericanos que se fueron adhiriendo a la caravana, principalmente totonacos y tlaxcaltecas. Destaca la presencia de cerca de 50 mujeres adultas, unos 10 niños de meses hasta los tres años de edad y animales europeos.
También resalta el descubrimiento de un nuevo aljibe en las unidades que se excavan, que se suma a 12 que ya habían sido hallados, algunos de ellos fueron explorados en etapas anteriores. En los próximos meses se explorarán este nuevo y otros dos, pues en estos depósitos construidos para almacenar agua, los acolhuas escondieron muchos objetos de la caravana con el fin de que el ejército de Cortés no los encontrara.
En los aljibes explorados con anterioridad se descubrieron alrededor de 200 objetos europeos: una espuela de caballo, un camafeo, clavos de hierro, anillos, figurillas y cerámica vidriada. Resaltan los restos de cerdos sacrificados. Dicho animal fue el único que no consumieron los acolhuas, destaca Enrique Martínez.
Enterado Hernán Cortés de la matanza de su gente, dio instrucciones a Gonzalo de Sandoval de destruir Tecoaque. El asentamiento quedó devastado. Los acolhuas huyeron y algunos fueron alcanzados y matados. De este último episodio, el Arqueólogo también busca indicios, y justo a mediados de septiembre, durante la actual temporada de campo, descubrió en una de las unidades habitacionales, un conglomerado importante de cerámica prehispánica fragmentada, en especial recipientes de uso cotidiano y la escultura de un perro, además de un plato de cerámica mayólica completo.
El investigador explicó que es muestra clara de un abandono intempestivo. Por alguna razón la población acolhua concentró toda la cerámica en ese espacio y cuando cayeron los muros de las habitaciones, la quebraron y la cubrieron por siglos. El evento debió ocurrir al enterarse de que los militares españoles se dirigían a castigarlos. Entonces también se apuraron a esconder las evidencias de la caravana en los aljibes.
En las primeras temporadas estudiaron el sacrificio humano y los rituales, pero no se conocían las características de la vida de la caravana a partir de su cautiverio. Asimismo, se excavarán cuatro unidades habitacionales para obtener datos al respecto. Con lo que quedará explorado el 20 por ciento de la Zona Arqueológica, cuya extensión total es de 32 hectáreas.
“El sitio tiene que explicarnos qué ocurrió en esos seis meses cuando murió tanta gente. La información de Tecoaque es muy importante para la historia de la Conquista de México, porque nos habla de un contacto, quizá el primero antes de que Cortés entrara a Tenochtitlan”, subrayó Enrique Martínez Vargas.