* Como cada año, la población se reúne en el panteón para honrar a sus difuntos
REDACCIÓN
TAMALÍN
Todo un día de fiesta vivieron este lunes habitantes de este municipio y lugares circunvecinos, durante el tradicional Ochavario, que representa una extensión de los festejos de Día de Muertos y que cobra aún mayor importancia, ya que reúne a gran número de personas en el Cementerio Municipal para honrar a los difuntos.
Desde un día anterior, los deudos acuden al camposanto para limpiar las tumbas en las que colocarán gran variedad de platillos que de tal manera son ofrendados a quienes ahí descansan. Todo lo que en vida les gustaba les llevan: tamales, adobo, mole, zacahuil, atole, café, refrescos, aguardiente y muchos más.
Los grupos de danzantes, huapangueros, conjuntos norteños y bandas de viento recorren el lugar y ejecutan su arte frente a las lápidas cuando les es solicitado, mientras surcan el cielo los cohetes y en el exterior se instalan puestos de comida, bebidas, flores, pirotecnia y diversos productos más que son adquiridos por los visitantes.
Junto al descanso del propio panteón fue instalada una tarima de madera, en la que se presentaron diferentes danzas típicas de la huasteca y en especial de la región de la Sierra de Otontepec, ante cientos de espectadores que se reúnen cada año con la esperanza de retornar para el próximo Ochavario, de una o de otra manera.