Casa de Cultura y Biblioteca Pública organizan Día del Niño Perdido
Por MARIO HERRERA ROCHA
Iniciada como una actividad religiosa dentro de la Iglesia Católica, el Día del Niño Perdido ha logrado trascender ideologías, para convertirse en una tradición popular, característica del Norte del estado, consistente en el encendido de velas frente a las casas y negocios, logrando ofrecer a propios y extraños un espectáculo único de calles iluminadas.
Lo anterior emulando el pasaje bíblico que narra el momento en que Jesús, siendo pequeño, se extravía en Jerusalén, por lo que las luces guían su camino en localidades de la región como Papantla, Poza Rica, Tihuatlán, Álamo, Tuxpan, Tamiahua, Cerro Azul y Naranjos, entre otras.
Realizada por primera vez en Tuxpan en el año de 1974, esta costumbre incluye la participación de los niños, quienes elaboran carros alegóricos originalmente a base de cajas de cartón y papel con una vela en el centro, para pasearlos por las banquetas de las arterias en el marco de una sana convivencia familiar que reúne a cientos de personas.
En esta ciudad, año con año autoridades y empresas fomentan la participación ciudadana, obsequiando las candelas que arderán la noche del 7 de diciembre, fecha en que la Casa de Cultura Naranjos y la Biblioteca Pública “José María Rosas Zumaya” llevan a efecto un concurrido evento alrededor del Parque “Constitución”, al que se da cita gran número de menores con sus carritos.
