-Se debe crear conciencia para evitar más eventualidades
Por MARIO HERRERA ROCHA
Han pasado 11 años de la mayor inundación registrada en el municipio (equiparable con la sufrida en 1955), una eventualidad que quedó grabada en la memoria histórica de los naranjenses como el día en que el río Tancochín enfureció, saliéndose de su curso para arrasar con todo lo que encontró a su paso, incluyendo varios vehículos que terminaron volcados en arterias viales aledañas.
Podría decirse que la causa del fenómeno fueron las lluvias generadas por la tormenta tropical “Bret”; sin embargo, para el Cronista Municipal, Manuel Munguía Castillo, el verdadero motivo de la atípica creciente de aquel 29 de junio está más relacionado con la deforestación de la Sierra de Otontepec y las afectaciones al lecho del afluente.
“En 2015 quedó demostrado que no existe contención suficiente en las partes altas de la Sierra como para nutrir fuentes alternas al Tancochín, lo que provoca que el agua descienda por las laderas sin que exista vegetación suficiente que la retenga, lo cual, aunado a las copiosas precipitaciones registradas, provocó su desbordamiento”, explicó el relator.
“Sin embargo, una vez que cesaron las lluvias el nivel descendió y meses después ya estábamos padeciendo una sequía como la que acabamos de vivir, lo cual obedece a nuestra creencia de que poner cemento por todos lados es símbolo de modernidad, pero no nos damos cuenta que con tanto pavimento y construcciones obstruimos las áreas de recuperación del río”, añadió.
“Por lo anterior, es necesario crear conciencia para evitar que el clima nos siga preparando malas jugadas, por un lado escasez de agua y por otro crecientes como la de 2005, que provocó severas afectaciones traducidas en cuantiosas pérdidas económicas, lo que desearíamos que no vuelva a ocurrir”, concluyó Manuel Munguía.
