4 de Octubre de 2024

Curativas aguas de San Jerónimo

-“Manantiales del Diablo” surgidos de la explosión del pozo “Dos Bocas”, ocurrido en 1908

Por Mario Herrera Rocha

Un gran lago de burbujeante líquido azufrosa donde antes fueron prósperas tierras ganaderas es lo que queda como vestigio de la explosión del pozo petrolero “San Diego la Mar número 3” o “Dos Bocas”, considerado como el mayor desastre de su tipo en la historia de México, ocurrido el 4 de julio de 1908 en inmediaciones de la localidad San Jerónimo.

El derrame de crudo generado por el descontrol del afamado yacimiento avanzó por pastizales y esteros hasta llegar a la Laguna de Tamiahua, dejando para la posteridad un paisaje desolador que aún persiste y que es sumamente evidente en sus orillas, donde se formaron los “Manantiales del Diablo”, de los que emergen grandes cantidades de agua hirviente.

Crispín Zaleta Marmolejo, habitante de San Jerónimo, asegura que las aguas y el lodo que de estas se forman al contacto con la arena son curativas, por lo que gran número de personas acude al lugar e, incluso, afirma que él mismo se curó de terribles dolores que sufría en la “rabadilla”, lo mismo que una mujer de Cerro Azul, que antes no podía caminar y que ahora hasta “baila cumbias”.

Junto a las emanaciones, que por gravedad desembocan en la albufera, se encuentra un montículo de piedra del mismo origen, de cuya cima brota un penetrante olor a gas sulfhídrico que ha causado la muerte de cientos de gaviotas, palomas, ratones e iguanas, e incluso de un joven que pereció tras recostarse por varias horas junto al cráter, en lo que fue considerado un suicidio.

La playa luce desolada, a pesar de que anteriormente recibía a miles de visitantes, pues el suelo está plagado de chapopote y las palapas destruidas por efecto del mismo, de ahí el temor en muchas personas por el reblandecimiento que se percibe en determinadas áreas.