-Muchos aún recuerdan la detención del entonces líder petrolero
Por Mario Herrera Rocha
Este jueves se cumplieron 30 años de la detención del dirigente nacional de los trabajadores de Pemex, Joaquín Hernández Galicia, una fecha que aún se encuentra presente en el recuerdo de quienes en ese tiempo eran parte activa del gremio y que hoy, en su gran mayoría, gozan de su jubilación.
Fue en su propia casa, en la calle San Luis Potosí números 102 y 104 de la colonia Unidad Nacional, en Ciudad Madero, Tamaulipas, donde fue intervenido “La Quina”, por elementos del Ejército Mexicano, en lo que se considera una venganza política del entonces presidente de la república, Carlos Salinas de Gortari.
A Hernández Galicia se le acusó de homicidio y acopio de armas, a unas semanas de que Salinas de Gortari tomara posesión, para quien el líder petrolero se había convertido en un dolor de cabeza desde que fue designado como candidato del PRI para ocupar el honroso cargo.
Aquel 10 de enero de 1989, un día rutinario de labores en los departamentos de Petróleos Mexicanos en esta ciudad se vio interrumpido por el rumor que, sin la existencia de redes sociales ni teléfonos celulares, comenzó a expandirse tras la noticia que se difundía en la radio.
Decenas de soldados ingresaron a las instalaciones de la otrora paraestatal y permanecieron en guardia, para evitar cualquier movimiento que pudiera presentarse por la aprehensión de Joaquín Hernández, sin embargo no pasó nada ni aquí ni en ni ninguna otra parte del país, pues la presencia militar era generalizada.
El resto de la historia es conocida por quienes vivieron en aquella época y desconocida para las nuevas generaciones, a quienes el término “Quinazo” no les remite a nada.
