A 46 años de estos acontecimientos, ya se percibía “una necesidad enorme de cambiar, que no se detendría hasta alcanzar una realidad diferente para todos. No podríamos entender los espacios, el diálogo y la tolerancia que vivimos los mexicanos sin el movimiento estudiantil de ese año”.
Quintero Olalla enfatizó que toca a las nuevas generaciones asumir con responsabilidad la tarea de lograr el país que desean, a través de los cambios y transformaciones que ya comienzan a dar resultados.