- Mujeres integrantes del Colectivo, llevaron a cabo la marcha "Vuelve a mí"
Agencias
Xalapa
Mujeres integrantes del Colectivo Familias Desaparecidos Orizaba Córdoba, llevaron a cabo la marcha "Vuelve a mí", para exigir la localización y presentación con vida de cada uno de sus seres queridos no localizados, además de buscar sensibilizar a la ciudadanía en general.
La presidenta del colectivo, Araceli Salcedo Jiménez, dio lectura a un pronunciamiento en voz de todas las mujeres integrantes del mismo en el que señaló que un día que debería ser alegre y de festejo, se ha convertido en una fecha "triste para nosotras".
"Hoy, las madres de los desaparecidos venimos a gritar nuevamente que nos hacen falta, que los esperamos todos los días, que la ausencia duele como el primer día y que queremos que vuelvan a nosotras. Salimos a caminar, queremos que la gente entienda nuestro dolor y que los desaparecidos no sean olvidados. Con nosotras vienen también padres, hermanas y hermanos, hijas e hijos, nietos, sobrinos, primos... Todos para gritar Vuelve a mil, como hemos nombrado la marcha de este año", señaló.
La activista dijo que el color amarillo representa para ellas la luz del sol, ya que es un color que irradia energía y vida y es lo que ellas necesitan para continuar con su lucha diaria: "Queremos ser visibles, queremos que la gente sepa que hay personas desaparecidas, que entiendan que a cualquiera le puede pasar y que sólo unidos podremos hacer frente a esta grave problemática social".
Así mismo dijo que cuántos Días de las Madres más van a salir a las calles, señalando los que sean necesarios, mientras falte alguien seguirán exigiendo su regreso.
"Hemos cambiado las pequeñas vanidades de arreglarse para ir a comer, por una gorra y tenis para venir a caminar. Cambiamos las canciones que nos gustaban, por las consignas que gritamos hasta desgarramos la garganta. Las flores las traemos ahora nosotras, para simbolizar el amor, la esperanza y la luz que nos une con un solo objetivo: encontrar a nuestras hijas e hijos.
Afirmó que una madre aprende a vivir con la tristeza, ya que ésta se vuelve una compañera incómoda. Su vida es un reto y, aunque es fuerte, el dolor también va causando estragos en su cuerpo. Aparecen las dolencias físicas que su corazón de madre no es capaz siquiera de comparar con la dolencia del alma.
El grupo partió de los arcos de Orizaba hasta culminar en el Parque López, frente a la Iglesia de Nuestra Señora de El Carmen.