YHADIRA PAREDES
XALAPA
La situación actual de México exige una educación abierta al diálogo, la comprensión y al respeto a cada persona y a los diferentes grupos sociales que la conforman, especialmente a aquellos que piensan, viven o tienen visiones diferentes., consideró el arzobispo de la Arquidiócesis de Xalapa, Jorge Carlos Patrón Wong.
Y es que, señaló que la educación es un don con el que Dios nos ha querido bendecir, pero no se puede hablar como una realidad abstracta o como una idea sin más, no se trata de un acontecimiento impersonal, la labor de los y las maestras es muy grande, feliz e inigualable.
“Al hablar de educación hablamos de un gesto muy concreto, es más, de una obra de misericordia: enseñar al que no sabe. Esto nos coloca en lo que hace la Santísima Trinidad. Dios siempre nos educa, nos guía, nos enseña. Los maestros que todos recordamos con gratitud y cariño nos han ayudado a desarrollar lo mejor que tenemos cada uno de nosotros”.
Comparó al maestro como un artesano que esculpe la obra de arte que Dios ha soñado para cada persona. Los educadores son verdaderos artistas pacientes, nobles. Hombres y mujeres buenos y honestos que por amor moldean la vida en crecimiento de sus alumnos.
Asimismo, agradeció a todos los maestros que conscientes de la grandeza de la vocación que Dios les ha confiado, ejercen con una verdadera autenticidad y exigencia su función social. Maestros que enseñan con su testimonio la colaboración mutua, la amistad y las relaciones sinceras.
“A través de su actividad organizada y sistematizada ofrecen una formación integral de la persona, que incluye valores humanos, espirituales, intelectuales y técnicos”, señaló.
Destacó la labor de maestros y maestras que dejaron una huella imborrable, aquellos que se desplazan dejando a sus familias y casas para llegar a sus escuelas y agradeció que se sean verdaderamente misioneros en favor del bien y la verdad.
La educación es “un sendero que teje relaciones de concordia y paz, necesarios para combatir las situaciones de corrupción, impunidad e ilegalidad que generan violencia, odio y división”.
Finalmente, agradeció a los maestros que enseñan la amistad social a las nuevas generaciones a través de los grandes valores de la cultura mexicana: la familia, la solidaridad, el trabajo honesto y productivo, la hospitalidad y la ayuda a los más necesitados.