La política se redefine como el arte de eludir la ley; las elecciones se convierten en un pretexto para la violencia física o verbal; y la democracia se transforma en un campo de batalla donde se vota, pero no siempre de manera libre o justa.
En esta columna analizamos el #Blindspot #PuntoCiego de la arena pública, hoy observamos que para entender a los políticos y las campañas electorales hay que comprender la lógica de los criminales.
Durante un encuentro que osciló entre la cruda realidad y la ficción, conversé con un exsicario colombiano de la era de Pablo Escobar conocido como el “Señor Balas”. En la elección más grande de la historia de México y previsiblemente la más violenta, la conversación nos deja tres lecciones para analizar a los políticos en campaña electoral.
Primero, la voz de este hombre que emana de un cuerpo que huele a muerte y que parece haber perdido todo límite, señala contundente: “el poder te quita el miedo”. Claro y preciso con esa frase nos explica, sin saberlo, por qué Marko Cortes y sus secuaces firman “sin miedo” un acuerdo de “coalición” que está en la frontera de la legalidad y en el terreno de la desfachatez.
También, por qué Samuel García entrega a Álvarez Maynez el “bastón de mando” fosfo fosfo. No es un acto de valentía ni, como dice en su spot, un cambio generacional; tampoco preocupación por el futuro de México. En ambos ejemplos y como en la lógica criminal, importa el poder, no el costo para obtenerlo.
El hijo del “Señor Balas” fue violado por el tío de la víctima. Como padre, su primera reacción fue tomar un cuchillo para matarlo. Al verlo, la abuela le dijo: “hijo, lo que vaya a hacer, hágalo bien”. Tomó una pausa y “lo hizo bien”. Días más tarde el violador fue exterminado y el asesino nunca fue consignado.
Segunda lección, en el nombre del pueblo y discursivamente en contra de la corrupción se puede asesinar física o verbalmente siempre y cuando “se haga bien”. Esto se vuelve adicción. El “Señor Balas” señala que lo más difícil de vivir bajo la ley es no matar, sobre todo porque “sabe hacerlo bien”. Un día a la vez a pesar de que su peor recuerdo es estar presente mientras descuartizaban a un hombre, el olor a hierro lo que más le impactó. El olor del dinero en efectivo lo que mueve a muchos políticos.
Tercero, se puede vivir sin dormir tranquilo. Los delitos del “Señor Balas”, como los de la mayoría de nuestros gobernantes y sus cercanos prescribieron entre la ley o el olvido. Es grave, pero se vuelve insostenible cuando quienes olvidamos somos los ciudadanos.
El crimen organizado y la política desdibujan la delgada línea que un día los separó. Como diría Yuri, todos son iguales. Ahí está el verdadero futuro de México.