Al director de la institución “le fue como en feria”, ya que “solapador” fue lo más amable que le externaron. Los enardecidos padres afirman que los profesores ocupan su tiempo de clase para ver películas en aparatos en que deberían estar exhibiendo material didáctico.
Los alumnos de tercer grado, por su parte, tienen miedo, porque la profesora los ha amenazado, pero también temen por su futuro, ya que están conscientes de que no saben gran cosa por el nulo desempeño de la mentora. El miedo consiste en que no puedan pasar el examen cuando pretendan ingresar al telebachillerato.
Mientras tanto, la consigna de padres y alumnos es que “no pasarán hasta que se nos resuelva el problema, queremos profesores comprometidos con la educación”. Exigen que de inmediato se les resuelva el problema, dado que el periodo escolar está por culminar y el futuro del alumnado es incierto.
