Cuando le hemos preguntado a Rosa María Ramírez Román sobre el movimiento de la biblioteca, nos ha dicho que vienen niños, jóvenes y adultos, que siempre hay gente en la biblioteca y que cuando alguien quiere llevarse un libro a casa para leerlo, invariablemente le pedimos que deje su credencial de elector en prenda, porque desfavorablemente no todos los lectores tienen la cultura de entregar un libro.