28 de Marzo de 2024

CONTRA EL VOTO ÚTIL

Por Alejandro Hope

Tu voto no importa. Tu voto es una gota en el océano, un grano de arena en el desierto. Tu voto será apenas uno entre los casi 60 millones que se emitirán el próximo primero de julio.

Tu voto no definirá la elección. Tu voto no determinará al ganador. No en la elección presidencial, al menos. O tal vez sí, si se alinean todas las estrellas de todas las galaxias de todos los universos que jamás hayan existido. Y después de votar, sal corriendo a comprar unos cachitos de Melate. Tu suerte es infinita.

Tu voto no es estratégico. No tienes información para juegos complejos, para fino cálculo, para delicada ponderación. Yo tampoco. Tú y yo y otros tenemos unas fotos borrosas llamadas encuestas que pueden o no aproximar la distribución de opiniones en un momento específico, pero que no predicen, como bien señalan todos los encuestadores, lo que sucederá en la jornada electoral.

Tu voto no es útil. Salvo para ti.

Para ti, es utilísimo. Te sirve de muchas formas.

Sirve para mostrar tu pertenencia a esa comunidad imaginaria llamada México. Te permite manifestar tu respaldo a la democracia y las libertades públicas. Te abre la puerta para ser parte de algo más grande que tu vida cotidiana. Te funciona como un agradecimiento para todos los demás que votan, para los que se toman la molestia de estar en las casillas. Te incluye en la conversación de esas semanas y esos días y esas horas. Te da la oportunidad de sentirte libre por unos segundos, en el secreto de la mampara, junto a la urna.

Y sobre todo, te sirve para expresar tus valores, para manifestar tus preferencias, para afirmar algunas cosas y condenar otras, para decir algo sobre el país que quieres ¿Qué es ese algo? No sé.

Eso es de cada quien. Eso está entre tú y tu almohada.

Tu voto es un asunto de conciencia y así hay que tratarlo ¿Cómo te quieres sentir al final de la jornada? ¿Qué quieres ver en el espejo después de votar o no votar? ¿Dijiste lo que querías decir?

¿Estás conforme con la equis que trazaste en la boleta? ¿O con tu voto anulado? ¿O con tu sonora abstención? Si la respuesta es afirmativa, considera la jornada (tu jornada) un éxito.

Pero si es negativa, si te dio roña votar por quién votaste, si te arrepientes de lo que hiciste, si sufragaste sólo por inercia, entonces temo decirte que desperdiciaste tu voto, gane quien gane y pierda quien pierda.

No dejes que te intimiden. No te tragues el cuento de que de tu voto depende todo: el país, el futuro, la vida misma. Si ha de triunfar el Coco o el Diablo o el Chupacabras (ponle el nombre y la cara que quieras a esos monstruos), tu sufragio individual no lo va a detener.

Tampoco te quiebres la cabeza pensando en segundas o terceras alternativas, o poniéndote a tratar de coordinar preferencias con tus vecinos o los vecinos de tus vecinos o los que no son vecinos.

Fuera de tu círculo inmediatísimo, no sabes ni sabrás a ciencia cierta lo que va a acabar haciendo la gente.

Vota como te dicte tu conciencia. O no votes, si eso te dice tu Pepe Grillo.

Lo demás es lo de menos