28 de Marzo de 2024

El nueve ninguna se mueve. Esta ha sido la consigna que se está viralizando en redes y que convoca al paro nacional de mujeres. ¿Por qué? Porque estamos hartas. Si señores, estamos hartas de tanta violencia y discriminación. Los que nos tachas de exageradas, pues también están siendo violentos con nosotras. La convocatoria ha causado controversia y pues nadie los entiende. Cuando se llevaron a cabo las marchas (que rayaron en la violencia) todo el mundo reclamó. Ahora, que se ha escuchado la disconformidad en la forma de manifestarse, y que se ha determinado hacerlo con otro tipo de estrategia, tampoco gusta.

En las últimas semanas hemos sido testigos de crueles asesinatos y abusos, entre los más sonados los de Ingrid Escamilla y el de la niña Fátima. La sociedad que raya en el morbo y el interés ha estado pendiente y ha obligado a las instancias de ley a poner máxima atención. Pero sabemos que casos como esos hay todos los días y no uno, varios, los cuales nos son escuchados, ni tomados en consideración y a los cuales se les da el carpetazo, por considerarlos de poca transcendencia. Y el tema del feminismo salta. Todos tenemos distintas opiniones. Distintas posturas.

El nueve de marzo, según lo que se convoca, ninguna mujer debe laborar en protesta ante los hechos de inseguridad que estamos viviendo. Muchos estados están apoyando e instancias gubernamentales han manifestado que se pagará el salario del día a todas aquellas que quieran apoyar la iniciativa. Eso me parece fenomenal. Me encanta y deseo que en verdad sea un éxito. Pero me preocupa la coherencia y congruencia que necesitamos como grupo. Porque sabemos perfectamente que entre nosotras no solemos ser las más solidarias. Qué nos encanta despedazarnos, que es muy frecuente que seamos mordaces y feroces. Nos encanta meternos el pie, en lugar de manifestarnos apoyo incondicional, como lo hacen los hombres entre ellos. Entonces, las marchas, los paros, el reclamo por que nos brinden igualdad, respeto, derecho, seguridad, que son necesarias y prudentes, que son un gran avance, se ven mermados si nosotras mismas no nos cuidamos, protegemos y apoyamos. Quiero vivir en un mundo en donde entre nosotras dejemos de llamar puta, a la que quiera disfrutar de su sexualidad. Que no señalemos a ninguna porque no quiera tener hijos ni casarse. Que dejemos de insinuar que “soñamos con vivir como princesas al lado de un hombre que nos haga sentir únicas”. Donde nadie se sorprenda ante la que no teje, ni cocina, ni viste femenina, simplemente porque no le gusta y no necesita cumplir estándares. Quiero un mundo donde las madres eduquemos con visión diferente, donde no se les incite a las niñas a ser “buenos partidos”, preparándolas como mercancías con el único objetivo de cazar un “marido que las tenga como reinas”. Quiero un mundo de mujeres independientes. Quiero vivir en un mundo, donde las mujeres  se abracen y admiren, que se alienten a estudiar y ser mejores, no solo un día, sino todos los de su vida. Quiero dejar de ver fotos de chicas en poses sexys en redes sociales, que creen que vender su imagen por likes las hace deseables, ahogadas en un mar de ignorancia, porque nadie les explica lo valiosas que son y que no esta mal tener perfiles de Facebook o Twitter, pero que estos deben ser ocupados para la mejora, para compartir información valiosa y no una foto provocativa. Tengo que confesar que a veces me espanto de la falta de integridad en algunas cabezas, pero también entiendo que por desgracia el contexto en el que se desenvuelven no ha ayudado y tampoco, por parte de muchas ha habido la voluntad para cambiar, para crear sus propios criterios. Para informarse, documentarse y hacer análisis de lo que les rodea y sobre ellas mismas. Coherencia, coherencia, coherencia, mujeres! Somos tan fuertes y tan valiosas, que no podemos seguir perdiendo el tiempo y ayudando al machismo, dejándonos empapar por ideas erróneas sobre nuestro actuar, nuestros deseos, sobre quienes somos y todo lo que podemos ser. El nueve, piense en usted y tome su propia decisión, si se mueve o no, si empieza a reinventarse, si empieza a transformar su entorno desde su trinchera. Si deja en las manos de otro el cambio o toma las suyas como herramientas para que empujemos a una evolución real la sociedad en la que hemos vivido durante XXI siglos y en la que nos damos cada vez, mas cuenta, que no esta siendo justa con nosotras. Mirémonos al espejo y reconozcámonos. Amémonos.

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