20 de Abril de 2024

 ROXANA JOSÉ VILLA

 

         El año 2020 será recordado como un parteaguas en la historia de la humanidad. Pues la crisis sanitaria a la que nos estamos enfrentando no solo esta transformando la esfera social desde un ámbito más personal y cotidiano, sino que esta impactando la economía y la política a nivel mundial, al tiempo que va moldeando las tendencias futuras de cada una de ellas. Es en el marco de este momento histórico en que las estrategias que las grandes potencias – como Estados Unidos, China y Rusia –  y todos los demás actores del sistema internacional lleven a cabo, determinaran los posteriores cambios en el orden mundial, sobre todo las emprendidas en lo referente al sector salud. 

Lastimosamente, el panorama actual es uno en el que – a causa de factores como lo son un sistema impregnado de desigualdades y un conjunto de desiciones poco asertadas por parte de las autoridades correspondientes respecto a las necesidades prioritarias de la ciudadanía –,  el sistema sanitario esta demostrando su incapacidad para hacer frente de manera eficaz a la pandemia. Encima de todo esto, la Organización Mundial de la Salud (OMS), importante entidad en el rubro médico a nivel global, se encuentra en el centro de una controversía que involucra a Estados Unidos, China y Rusia. Pues en la disputa sobre el ring de boxeo entre diversas potencias, dentro de la cuales sobresalen las tres previamente mencionadas, este componente de la Naciones Unidas interpreta, para algunos, el papel de  “arbitro vendido”. Principalmente desde la perspectiva de Estados Unidos, quien denuncia una posible confabulación entre el líder chino y el director general de la OMS, Xi Jimpling y Tedros Adhanom Ghebreyesus, respectivamente. Motivo por el cual se han iniciado una serie de investigaciones por parte de diversas agencias de intelegencia occidentales, pues se considera que la expansión acelerada del virus se atribuye a una mala gestión ejecutada en las primeras semanas posteriores al brote en Wuhan. Aunque tal parece ser que los reclamos de Donald Trump parten desde un enfoque en el que exige no la neutralidad de la OMS en sí, sino la prioridad que debe dar este organismo a los intereses estadounidenses sobre los de Beijing y otros Estados por ser este el miembro que más contribuía monetariamente. La razón por la cual el verbo contribuir se encuentra en pasado se debe a dos razones. En primer lugar, porque dicho flujo de dinero fue congelado el pasado mes de abril, y en segundo, porque Trump ha declarado que dentro de sus opciones estan abandonar el la OMS o permanecer pero reducir sus contribuciones al 10%. Si bien, dichas medidas resultan congruentes con la tendencia antimultilateralista del líder estadounidense, estas también demeritan aún más la percepción que se tiene de Estados Unidos en el resto del mundo, reduciendo la posibilidad de que algún día este pueda detentar el rol de poder hegemónico. Pues en lugar de fortalecer al organismo que funciona, en plena contingencia, como punto de convergencia de todos los esfuerzos necesarios para brindar soluciones a la crisis sanitaria, lo está debilitando. Ante esta situación Rusia se proclama a favor de realizar reformas que mejoren y refuercen la estructura de la OMS. Pero aunque Rusia asegura que su postura respecto a la politización de todo lo referente al COVID-19 es de oposición, esto perfectamente puede refutarse desde la perspectiva teorica del realismo. Ya que, tomando en consideración el precedente histórico de sus relaciones con Estados Unidos, podríamos afirmar que sus declaraciones no están completamente excentas de intereses geopolíticos. No obstante, hemos de reconocerle el que aboge por la neutralidad de un organismo cuyo eje central es un derecho elemental del cual depende la vida humana. Sin embargo, cabe mencionar que los cambios en la estructura de financiamiento de la OMS realmente dificultan esa tan anhelada neutralidad. Pues, si bien anteriormente la mitad de su presupuesto se conformaba por donaciones voluntarias y la otra mitad restante por cuotas asignadas, actualmente solo un 20% es comprendido por estas últimas. Lo cual convierte al organismo en una entidad carente de la estabilidad necesaria para tomar desiciones objetivas. Hasta este punto he analizado con mayor profundidad el comportamiento de Estados Unidos así como la postura de Rusia respecto a este, pero poco o nada he mencionado de China. Quien cataloga el actuar de Donald Trump como parte de una estrategia para deslindarze de sus responsabilidades, tanto sobre los efectos de sus medidas emprendidas para enfrentar la crisis a nivel interno como de las que tiene para con la OMS. No obstante, lo que sentencia con su argumetno resulta relativamente contradictorio, pues no podemos olvidar que, en un periodo en el que la eficacia de sus medidas internas respecto a la contención del COVID-19 tenían el potencial de ser factores detonantes capaces de cambiar el rumbo de nuestro destino, sus dirigentes tampoco emprendieron las acciones estrategicas que se requerían por la magnitud del problema.

Ciertamente podemos apreciar una poco inteligente distribución de esfuerzos por parte de los líderes mundiales. Ya que, al enfocarse en corroborar teorias respecto al involucramiento de tal o cual país tanto en el origen del virus como en la manera en que procedieron estos para hacerle frente, están fregmentando sus lazos de unidad. Mismos que constituyen el medio elemental para poder superar con éxito este problema de salud pública. No unicamente para mejorar la lógistica de distribución de insumos médicos, sino para el desarrollo de tratamientos a través del intercambio de información valiosa. Así mismo, para consolidar una estrategia eficaz que sea capaz de afrontar los problemas económicos que se presenten durante e inmediatamente después de haber superado la crisis sanitaria. Sin embargo, a pesar de que para algunos no es el momento de realizar investigaciones pertinentes para descubrir a los involucrados, es importante considerar que esta información, independientemente de los intereses nacionales que puedan tener ciertas potencias para exponerla, es funtamental para que la estrategia económica mencionada sea más sólida. Característica que también depende del enfoque de esta hacia los efectos que pueda tener sobre el corto, mediano y largo plazo. Pues, el curso de la historia demuestra que la medidas emprendidas para afrontar una crisis que no toman en consideración estos tres enfoques, peligrosamente se pueden convertir en las causas de las futuras. Pero, aunque la solución a los problemas económicos y sociales que esta ocasionando y al mismo tiempo exponiendo el COVID-19 se deberá realizar bajo el marco del multilateralismo, es evidente que las tendencias globales y el orden mundial sufrirán transformaciones, precisamente por la forma en que se han conducido las actuaciones de las grandes potencias respecto a esta situación extraordinaria hasta el momento.