28 de Marzo de 2024

Yara Amanda Medina Mejía

 

Estados Unidos ha sido un actor del escenario internacional que ha dado mucho de que hablar desde el inicio de este año tan polémico. Dos de los temas más cruciales que aparecen en las noticias como las más relevantes de esta potencia son: Las elecciones y el virus COVID-19. Hay una relación entre estos dos tópicos que acechan al presidente actual presentándose como una amenaza para su anhelada victoria.

Muchas opiniones tanto de expertos en política como de específicos analistas exponían indicios de que Donald Trump tenía una ventaja notoria para la cercana reelección. El discurso del presidente comúnmente ronda en la veneración de la economía interna, generación de empleos y promover las inversiones con países externos, haciendo que los demócratas francamente no pudieran superar estas estrategias. Cuando ocurrieron las elecciones primarias se demostró con claridad que las opciones que tenía el partido estaban lejos de ser firmes, presentando entonces otra dificultad para el partido demócrata; siendo que ni el candidato más consistente, Joe Biden demostraba tener lo requerido para frenar la extensión del camino republicano que Trump se esfuerza por seguir construyendo.

Mientras que todo este tema se comenzaba a asentar con las predicciones que los analistas políticos compartían, el mundo movió sus reflectores a la situación más controversial del año sin duda: el virus COVID-19. Esta pandemia global, además de generar incertidumbre sobre todos los aspectos que conforman a las naciones, ha desestabilizado la seguridad que Donald Trump para las próximas elecciones de Estados Unidos. Es claro que sus responsabilidades como actual presidente han aumentado y de golpe, además de que las críticas sobre las decisiones que ha tomado ante esta contingencia han expuesto sus debilidades y estas podrían definir su continuidad.

De los principales factores que están dando forma a las ventajas o desventajas que se le pueden presentar se encuentran: las estrategias para los efectos que provoca el COVID-19 como situación de crisis y lo que implica para la economía interna. Cabe recalcar que la aprobación que tiene para salir victorioso se ha mantenido sólida, pero esto implica seguir siendo precavidos ya que se espera que la pandemia continúe haciendo presión sobre crítica situación de la potencia para finales del año incluso; esto podría llegar a significar un relevante factor decisivo para las preferencias de las personas motivadas a votar por el partido republicano una vez que se presenten las resoluciones ante esos focos que se le han presentado a Trump.

Ante la crisis que ha creado el COVID-19 en el país norteamericano, se ha puesto en duda la confianza que los ciudadanos pueden realmente tenerle a la administración republicana liderada por Trump, el hecho de que la prioridad no esté siendo la seguridad de la población y enfocarse mayormente en la pronta reapertura de los negocios para no perder la prestigiada posición económica que tienen ha demostrado que a pesar de las indicaciones que comunica constantemente la Organización Mundial de la Salud. Al comienzo de la propagación del virus llegaron a proclamar que no existía preocupación por su parte y todo estaba bajo control; una declaración bastante precipitada para el país con más infectados (y es de reconocer que esto se debe a que han sido los más atentos a hacer pruebas) e incluso sobrepasar los 100 mil muertos por COVID-19.

Hacer este tipo de afirmaciones que disfrazan la realidad y además ponen en riesgo mortal a los ciudadanos, es una situación sumamente crucial para el quebrantamiento de la confianza que han depositado los seguidores de este presidente y al haber manejado con tan baja defensa esta crisis pone en duda incluso su capacidad para mantener el apoyo de aquellos que votaron por el partido republicano para lo que viene a futuro. Actualmente el discurso que está utilizando sigue siendo el de priorizar la economía y a pesar de las circunstancias ha decidido poner fin a la relación de Estados Unidos con la Organización Mundial de Salud, otra estrategia brutal que le demarcará fuertemente la inclinación de aquellos que dudaban de repetir su voto en favor a él.

Los ciudadanos estadounidenses y el resto del mundo concuerdan en que el fuerte de Trump es enfocarse en los negocios, si se esfuerza en demostrar que esta será la mejor salida para el país puede significar la mejor alternativa para convencer a la población de decidirse por su partido. Por el momento ha tomado una posición de prestar atención a los ciudadanos protestantes ante el confinamiento que exigen de la manera menos sanitaria posible que se reabran los establecimientos y negocios, por lo tanto, esto ha dejado a Trump con la alternativa de atender y servir a este sector, apostar por la economía y de esta manera asegurar su reelección.

Aún con todo el panorama que se muestra a partir de los acontecimientos que se han ido sumando como noticias de primera plana sobre la relación del gobierno de Estados Unidos y su respuesta a la crisis sanitaria del virus, no se puede dejar de lado la preestablecida competencia de partidos políticos que existe y no cabe duda de que esa competencia no tiene una clara ni reñida rivalidad ya que la aprobación que posee Joe Biden no lo saca a relucir como la opción más fuerte para enfrentarse a Trump. Sin embargo, esos factores que ponen a prueba la ventaja que tiene el actual presidente se le suman a su contra promoviendo que la población llegue a las urnas con la preferencia a Biden por el simple hecho de orientarse al candidato contrario y no necesariamente al partido.

A pesar de todo factor, el rumbo que decida tomar Estados Unidos se verá reflejado en las elecciones y hasta entonces se conocerán los hechos concretos que frenarán la continuidad en la presidencia para Donald Trump o si lo expuesto no será material suficiente para generar un criterio diferente en los ciudadanos y entonces la elección resulte victoriosa nuevamente para este gran hombre de negocios.