19 de Abril de 2024

RUBALCAVA Y LA SOMBRA DE EL LENIN

HÉCTOR DE MAULEÓN

La jefa del departamento de Vía Pública de Cuajimalpa, Flor Leticia Vázquez, y el director de Recursos Naturales de la misma alcaldía, Marco Posadas Moreno, fueron detectados por agentes de inteligencia de la Secretaría de Seguridad Ciudadana, y por agentes de la Semar, que seguían los pasos del líder criminal Lenin Jonathan Canchola, exmiembro de la Unión Tepito que hoy opera el narcomenudeo, el secuestro y la extorsión tanto en Cuajimalpa como en Álvaro Obregón.

Los funcionarios se cruzaron en el campo visual de los agentes que habían montado un operativo de seguimiento a algunos colaboradores de Canchola. Según el reporte que entregaron a sus superiores, la jefa de Vía Pública y el director de Recursos naturales de la alcaldía que encabeza el priista Adrián Rubalcava, eran en realidad las manos del jefe criminal en la alcaldía.

Transmitían las órdenes a los integrantes del grupo de Canchola —conocido como 3AD—, hacían cobros, realizaban depósitos y tenían a su cargo las entregas de dinero y drogas.

Posadas Moreno llegó incluso a participar en reuniones en las que El Lenin convocaba a sus colaboradores principales.

Leticia Vázquez fue vista repartiendo instrucciones de carro a carro: a ella le reportaban los operadores de Canchola el resultado de los trabajos que les eran encomendados y era ella quien “bajaba” las órdenes relacionadas con los castigos a quienes habían fallado.

Al ser detenido en julio de 2019, Pedro Ramírez Pérez, El Jamón, uno de los líderes de la Unión Tepito, preguntó a los agentes de la Agencia de Investigación Criminal que habían ido por él si acaso era El Lenin quien lo había traicionado. Y es que tras la cascada de muertes y detenciones que en esos días sacudió a la Unión Tepito, El Jamón había dejado buena parte de las operaciones en manos de este criminal.

Tras la caída de los principales jefes de la Unión, El Lenin se esfumó. “Bajó su perfil”, según una ficha de inteligencia. Esto coincidió, sin embargo, con un repunte de ejecuciones en la alcaldía de Álvaro Obregón.

El gobierno de la ciudad detectó que bajo la aparente calma ocurrían en realidad muchas cosas. Un aumento en la extorsión a la construcción, el ambulantaje y el transporte púbico. En noviembre de 2019 fue ejecutado al salir de una cena familiar Maximino López,

El Maestrín, señalado como el principal narcomenudista en Álvaro Obregón, y enemigo de Canchola.

Un año después fue asesinada en un taxi, con un disparo en el pecho, Estefany Monserrat “S”, La Montse, “quien se había quedado con los puntos de venta del Maestrín”.

El poder de Lenin Canchola no solo abarcaba las calles: llegó al centro mismo de la alcaldía que encabeza por segunda vez Rubalcava, donde el control de los ambulantes quedó en manos de su más cercana colaboradora.

Las fichas de las autoridades señalan que El Lenin se formó como golpeador de Los Claudios, un grupo de choque dedicado a reventar actos políticos que pronto, bajo el membrete de la Asamblea de Barrios Poniente, incursionó en la invasión de predios y el narcomenudeo.

Uno de sus líderes, Claudio González, fue detenido por secuestro. Este fue el grupo que de la mano de Héctor González —hermano de Claudio—, se apropió con violencia de un edificio en la calle Benjamín Hill, el cual luego se convirtió en almacén de drogas que surtía los antros y los bares del corredor Roma-Condesa.

Curioso: también Los Claudios se habían incrustado en la nómina de Cuajimalpa, cuyo jefe delegacional era entonces… Rubalcava, quien ocupó por primera vez el cargo de 2012 a 2015.

Héctor González fungió como subdirector de Protección Civil. Testigos señalaron que al edificio de Benjamín Hill llegaban camionetas con logos de la delegación Cuajimalpa, e incluso, el día en que fue detenido por el despojo de otro predio, Héctor González portaba una credencial, expedida en tiempos de Rubalcava, que lo acreditaba como Jefe de Unidad Departamental “A”.

Recorrí el edificio de Benjamín Hill en mayo de 2016, unas horas después de que fuera recuperado por el gobierno capitalino. Había archivos de vía pública, un padrón de líderes ambulantes de Cuajimalpa y una lista de lo que los comerciantes debían pagar cada semana: “Cuatro carros de elotes. Bosques, 400 pesos. Tamales, Av. Santa Fe, 500 pesos. Tacos, Chamizal, 800 pesos”.

Quien lideraba a los golpeadores de Los Claudios era El Lenin.

Él tenía a su cargo las operaciones del almacén de drogas de Benjamín Hill, según fichas de la entonces Secretaría de Seguridad Pública.

La Asamblea de Barrios Poniente operaba entonces de la mano de la Unión Tepito.

Cuando cayó El Jamón, El Lenin se separó y se refugió en Álvaro Obregón y Cuajimalpa.

Rubalcava llegó otra vez a la alcaldía en 2018. Dos años más tarde, los agentes que seguían la pista del Lenin, descubrieron que dos operadores de éste tenían cargos en la alcaldía, y desde ahí operaban la extorsión y el narcomenudeo.

Aunque les había dado cargos, Rubalcava negó tener nexos con Los Claudios y se mostró dispuesto a comparecer antes las autoridades, “en el momento en que gusten”.

Cinco años más tarde Rubalcava afirma que será “un gusto y un honor” responder “cualquier cuestionamiento” ante el Congreso de la ciudad.

Entre ambas declaraciones hay una sombra. Es la sombra del Lenin.